El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, tendrá que reclutar ya, de forma inmediata, a 3.000 estudiantes ultraortodoxos, porque se lo ha ordenado la fiscal general israelí. Y es solo el principio después de la histórica sentencia del Tribunal Supremo que pone fin a la exención militar para los ultraortodoxos. Esto ha disparado la tensión dentro del Gobierno de Netanyahu, cuyos socios son ultras en contra de imponer a los jaredíes la 'mili'.

Levantada en armas -simbólicamente, claro o no tanto- ha recibido la comunidad ultraortodoxa israelí la noticia de que sus jóvenes jaredíes tendrán que hacer la 'mili', hasta ahora obligatoria para todos los israelíes menos ellos. En una carta al asesor legal del Ejército, la oficina del fiscal Baharav-Miara ha explicado que las autoridades deben actuar de forma inmediata para implementar la decisión de la Justicia.

Se estima que hay unos 63.000 jóvenes ultraortodoxos (haredim) en edad militar que estarían obligados a servir en el Ejército tras la nueva orden de la Justicia, aunque las fuerzas armadas israelíes ya han avisado de que para el año 2024 solo podrían reclutar a 3.000.

El rabino Mordecai Bloy ha tildado esta decisión de "una humillación". ''Es una humillación, el Ejército es demasiado progresista para nuestros hombres, meten hasta mujeres...'', ha señalado molesto. Esto es porque los judíos ultraortodoxos tienen requisitos especiales en áreas como la dieta o la convivencia con mujeres, y el Ejército tendría que acomodar a los nuevos reclutas en batallones especiales.

Los ortodoxos amenazan con agitar el avispero que es el actual Gobierno de coalición -con dos partidos ultraortodoxos apuntalándolo- hasta hacer caer a un Netanyahu de popularidad en horas bajas. Es al primer ministro, a su Ejecutivo, al que le toca aplicar la histórica decisión del Tribunal Supremo que acaba de derogar la exención.

Y aunque trata de hacer malabares legislativos para no airar a los jaredíes, como por ejemplo no reclutarles hasta los 35 o solo a quienes no se dediquen al estudio de la Torá, lo tiene difícil. Según el fiscal general, tienen que empezar ya a llamar a estos quintos. ''No nos uniremos al Ejército, bajo ningún concepto'', avisan.

El tema supone un cisma en la propia mayoría judía de Israel, que mayoritariamente ve la excepción jaredí discriminatoria. El Ejército necesita refuerzos y hasta 66.000 ultraortodoxos podrían engrosarlo. A la larga, esto podría suponer que la 'mili' obligatoria israelí --hasta casi tres años actualmente- se acortara en siete meses y no hubiera que tirar tanto de reservistas.