Entre las recientes palabras pronunciadas por Pedro Sánchez sobre el procés, asegurando que el conflicto "nunca tuvo que derivar en una acción judicial", y lo que expresó en el debate electoral previo a las elecciones de 2019, cuando se comprometió "a traer de vuelta a Puigdemont a España y que rinda cuentas con la justicia", han pasado 4 años. Ha sido un viaje político que tuvo una primera estación, los indultos.
"El Gobierno de España ha decidido afrontar el problema y buscar la concordia", dijo en aquel momento. Fue una decisión difícil que contradecía lo dicho tiempo atrás y que se justificó por la convivencia en Cataluña. A esa fonoteca están recurriendo ahora los críticos con el presidente del Gobierno para reprochar a Sánchez que se abra a una amnistía que no veía ("algo que este Gobierno no va a aceptar", llegó a afirmar).
Pero para Sánchez, hay un antes y un después tras las elecciones del 23 de julio: "Querían un plebiscito y lo tuvieron, perdieron el 23 de julio". La derecha no suma, e interpretan que se está avalando lo hecho en Cataluña, donde el independentismo ha perdido mucha fuerza. En cualquier caso, en el argumentario vuelve a aparecer una palabra de lo más repetida, la convivencia, y la "necesidad de continuar trabajando por esa senda".
Por tanto, los socialistas creen que el tiempo les ha dado la razón. "Todo el mundo sabe ya que los indultos fueron una decisión acertada y ese es el camino", aseguró el ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Y ahora, además, se ven legitimados, tal y como ha expresado la portavoz socialista Isabel Rodríguez: "Sánchez ha recibido el aval de la ciudadanía". Un aval para intentar que una amnistía consiga cerrar definitivamente el procés de 2017.