El excoseller Jordi Turull hizo uso también de su derecho a la última palabra en el juicio por el proceso independentista en Cataluña y reiteró que la raíz del proceso penal "es política". Reafirmó su compromiso con la defensa de los valores independentistas y con la convicción de que "el diálogo tiene que ser el camino", a la vez que advirtió a quienes pretenden acabar con el secesionismo con este juicio que "no van a descabezar el independentismo".
Emocionado por momentos durante su intervención, en la que rompió a llorar al recordar a su familia, tuvo que beber agua y parar al final de su alocución. "Llegué a esta bancada como acusado por mi actividad política, y sí, por mis ideas. Estoy aquí por mis ideas, porque no renuncié a mi actividad política".
"La política", continuó, "la vivo como una vocación de servicio a los demás, de trabajar honestamente para los ciudadanos de Cataluña. Como humano que soy, habré tenido errores y aciertos. Tengo convicciones profundas y eso es lo que me permite comprender las convicciones también profundas contrarias a las mías. Soy independentista, no lo voy a esconder, lo soy y lo seré. He defendido la autodeterminación, la he defendido, la defiendo y la defenderé. Estoy más comprometido que nunca con la voluntad de los ciudadanos de Cataluña".
Insistió, a continuación, en que "el diálogo tiene que ser el camino". Hizo también una reflexión sobre quienes confunden "discrepancia y respeto. Confundir la discrepancia con la falta de respeto sólo existe en mentalidades poco seguras de sí mismas o autoritarias".