Casi parece que fue ayer cuando los españoles buscaban su nombre en el censo electoral para ser partícipes de la votación de la Constitución. Un total de 40 años han pasado desde entonces, desde aquellos sobres que caían en las urnas y que en el Congreso y el Senado una exposición muestra junto otros recuerdos de hace cuatro décadas.
Aprobar una Constitución que entonces, y hoy también, estaba en boca de todos, una conversación entre vecinos, entre familiares que era, en definitiva, su propia voz.
Tras unos años convulsos de manifestaciones y protestas en la calle, se encendió esa 'chispa de la vida', una metáfora curiosa de lo que nacería ese 6 de diciembre.
La Constitución llegaría entonces a los buzones de casa, a las universidades... A una España en algunos casos rural y pobre que se abría a lo nuevo: la democracia.
Sus valores, las personas, el derecho a la vivienda, las libertades de todos aquellos españoles que un día, hace 40 años, abrazaron la democracia.