Según una de las testigos que ha declarado ante el juez, José María Rodríguez era un asiduo de las fiestas organizadas por Bartolomé Cursach, unos eventos que desembocaban en auténticas bacanales.
"Rodríguez pasaba tardes enteras en el piso, donde consumía con las chicas botellas caras de Moet Chandon y se encerraba con una o varias chicas para mantener sexo. Tenía gustos extraños y peligrosos", declaró la testigo.
El otro participante era el diputado del PP Álvaro Gijón, según la misma testigo. Él ha negado que rotundamente las acusaciones: "No he participado jamás en una de estas fiestas y no he consumido droga jamás".
Pero según la testigo, él compró y suministró la cocaína que se consumía en algunas de esas fiestas privadas, a las que acudiría en coche oficial. "No conozco de nada al señor Cursach, no le he visto en mi vida", asegura Gijón.
La testigo también explica a las situaciones extremas a las que eran sometidas las prostitutas: "Las chicas cobraban bien pero tenían que someterse a vejaciones como palizas, sobredosis de drogas y prácticas sexuales violentas".
Según consta en su declaración, el expresidente del PP de Palma presenció incluso en una ocasión una brutal paliza a una de las chicas: "Echaba sangre por la boca y la vagina. Me contó que Cursach le dio mucho dinero para que se marchara a Brasil".
Asegura además que Rodríguez salía en un estado lamentable y pasado de cocaína y alcohol en algunas ocasiones. Por su parte, el diputado popular Álvaro Gijón le ha ofrecido al juez someterse a un análisis toxicológico y físico para demostrar que no consume, ni ha consumido nunca cocaína.