Una juez de Sevilla ha citado a declarar como testigo al presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, en la causa que sigue contra el empresario Manuel Muñoz Medina tras ser denunciado por la Fiscalía por los hechos ocurridos el 20 de diciembre de 2016 en la sede de la Cámara, cuando el empresario se "abalanzó" sobre la coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, y simuló besarla.

Manuel Muñoz

El empresario investigado compareció ante la juez y se acogió a su derecho constitucional a no declarar. La defensa del empresario había presentado un certificado médico que desaconseja que el investigado acuda a los juzgados, dado que está recién operado de una enfermedad grave, y había solicitado aplazar la comparecencia, pero la juez decidió mantener la citación tras recibir un informe forense sobre la situación médica del investigado.

La líder de Podemos en Andalucía

Tras indicar que los presuntos delitos que podrían atribuirse al empresario llevan aparejadas penas de cárcel de entre seis meses y tres años, el letrado mostró su confianza en que, con este caso, "se mande un mensaje que haga que este tipo de actitudes machistas no se vuelvan a repetir en Sevilla, Andalucía y el resto de España".

Frame 69.564784 de: teresa rodriguez

Según recoge la Fiscalía, el empresario "tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios", todo ello "mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared", hasta que la parlamentaria "pudo desembarazarse y salir del lugar".

Manuel Muñoz Medina, el empresario denunciado por Teresa Rodríguez

El Ministerio Público considera que "el propósito principal que anima al autor es el de pisotear la dignidad de la persona ofendida con un acto, de contenido claramente sexista, que pretende demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio".

Tras ocurrir los hechos, el empresario se mostró "muy afectado" y "arrepentido" por lo que consideró "una broma de mal gusto".