Después de cinco jornadas de reflexión y varios días en los que el socialismo ha salido a las calles a manifestar su apoyo al presidente, Pedro Sánchez ha comparecido desde el Palacio de la Moncloa a las 11:00h, con puntualidad nórdica, para anunciar la decisión tomada: se queda. El pasado miércoles, Sánchez anunció mediante una carta que cancelaba su agenda pública unos días para "reflexionar" sobre si debía o no continuar en su cargo después de que ese mismo día un juez de Madrid abriera diligencias previas a raíz de la denuncia presentada por Manos Limpias contra su esposa por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios, debido a sus relaciones con empresas que han recibido fondos públicos.
"Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor", escribió en esa carta, en la que también acusó a PP y Vox de ser "colaboradores necesarios" de un "atropello tan grave" junto a "una galaxia digital ultraderechista" y la organización Manos Limpias. Sin que estuviera clara la dirección que iba a tomar el presidente, Sánchez ha salido a comunicar su decisión, no sin acompañarla de una serie de críticas a la situación actual.
"Tengo la respuesta clara: si aceptamos todos como sociedad que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena", ha comenzado el aún dirigente. En medio de un discurso sin preguntas posteriores que ha durado unos 8 minutos, Sánchez ha anunciado que ha decidido seguir "con más fuerza si cabe", una decisión que "no supone un punto y seguido", sino un punto aparte. "Sólo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo fin a la política de la vergüenza".