Pedro Sánchez repetirá su fotografía con el presidente chino Xi Jinping en su segundo viaje al gigante asiático en menos de dos años. Al igual que en marzo de 2023, estará escoltado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. El principal objetivo es contribuir a calmar las aguas entre Europa y China para evitar una guerra arancelaria que podría traducirse en sanciones al porcino español, lo que supondría una muy mala noticia porque somos uno de los principales exportadores.
Solo el año pasado, mandamos más de 560.000 toneladas de carne de cerdo. Es la respuesta de Pekín por los aranceles que Bruselas impuso a sus coches eléctricos para evitar una saturación en el mercado europeo.
Bajo la lupa del gobierno asiático también están los productos lácteos de la UE, que podría hacer que nuestro mercado se llenase de excedentes europeos. El presidente de Asaja Asturias, Ramón Artime, explica que esos excedentes acaban ocupando "un espacio importante dentro del mercado español".
Sobre la mesa también estarán otros asuntos, como el papel que China puede jugar como mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania. Hasta ahora se ha mostrado equidistante y con acercamientos al gobierno de Vladímir Putin, algo que ha provocado el recelo de Occidente.