Ley revolucionaria y pionera
20 años de la ley contra la violencia de género que ayudó a visibilizar un maltrato brutal contra las mujeres
¿Por qué es importante? En lo que va de 2024, 46 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas y, desde el año 2003, fecha en la que se puso en marcha el registro oficial, el número de víctimas asciende a 1.291.
Se cumplen 20 años de una ley revolucionaria y pionera. La ley integral contra la violencia de género ayudó a visibilizar un problema que hasta ese momento se vivía en silencio. Nacida del consenso político en 2004, una demanda del movimiento feminista, al que le costó más de una década reclamar medidas integrales que protegiesen a las mujeres de una brutal violencia que en la España de antes del 2004 era invisible ante la Ley.
Los asesinos machistas existen desde que el mundo, es mundo, pero hasta el 2004 no se les juzgaba como tal. De hecho, por entonces se llamaba "homicidio con agravante por parentesco" y la condena máxima de estos delincuentes era de 15 años de prisión.
Esta violencia estaba tan invisibilizada, e incluso normalizada, que en las calles este maltrato se justificaba así: "Si tu mujer es una guarra pues le tienes que partir la cara", decía un hombre, mientras otra sostenía que "las mujeres donde tienen que estar es en casa".
Era necesario dar respuesta a mujeres como Ana Orantes
Pero la sociedad española pedía cambios. El asesinato de Ana Orantes en 1997 fue el punto de inflexión definitivo: después de aparecer en televisión contando la violencia que había sufrido, su exmarido la asesinó.
Así nació una norma pionera que ha hecho de España una referencia internacional: fue la primera ley especializada en toda Europa. Se creó una red de recursos especializados, como juzgados de violencia de género, casas de acogida y centros de atención a mujeres, que han sido fundamentales para garantizar la protección y el apoyo a quienes sufren violencia.
Recogía así una demanda del movimiento feminista, que llevaba más de una década reclamando medidas integrales. No teníamos una estadística oficial decente, llegaba tarde y mal, tampoco incluía a los asesinatos cometidos por los ex. Necesitábamos dimensionar el problema y empezamos a contabilizar para saber el alcance. Fue un acierto, nos permitió trabajar mejor.
Hubo que poner en marcha la maquinaria para que empezaran a funcionar el 016, las pulseras de control telemático de los agresores, el sistema Viogén de valoración del riesgo de las víctimas, los juzgados especializados, los planes de prevención o la tutela institucional.
Se rompió el silencio y se fomentó la denuncia
La ley logró visibilizar, en aquel entonces y durante estas dos décadas, un problema que históricamente permaneció oculto. Rompió el silencio y fomentó la denuncia y la búsqueda de ayuda por parte de las víctimas, pero también la adopción de medidas concretas que empezaron a combatir el maltrato.
Desde su entrada en vigor, más de dos millones de mujeres han denunciado maltrato, algo impensable antes de la ley porque el sistema judicial no contaba con una respuesta para plantar cara a la violencia machista.
Al reto que supone seguir avanzando en ese escenario se suman las asignaturas que la norma tiene todavía pendientes. Quedan fuera las asesinadas que no mantuvieron una relación sentimental con su agresor, las mujeres que sufrieron agresión sexual o las que murieron en vida cuando sus parejas o exparejas asesinaron a sus hijos.
En los últimos años, además, han surgido nuevas formas de violencia, como el ciberacoso o la violencia vicaria, que requieren de respuestas específicas y adaptadas a las nuevas tecnologías.
Las herramientas para poner freno a esta lacra, sin embargo, siguen siendo insuficientes a tenor de los datos oficiales. En lo que va de 2024, 46 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas y, desde el año 2003, fecha en la que se puso en marcha el registro oficial, el número de víctimas asciende a 1.291.