En Puerto Hurraco, Badajoz, no olvidan aquella noche en la que las rencillas entre los Izquierdo y los Cabanillas se saldaba con nueve muertos y doce heridos.
Eran las 22:00 horas de una noche de finales de agosto. Las niñas de los Cabanillas, Encarnita y Antonia, jugaban en la calle. En ese momento, Emilio y Antonio Izquierdo llegaban con dos escopetas y 300 cartuchos. Las niñas fueron sus primeras víctimas mortales. Tras ellas, siete muertos más.
30 años después, a las vecinas aún les da miedo hablar. Esa noche, el pueblo se lleno de gritos y olor a pólvora. “Nos metimos en casa y era como una guerra, porque disparan y tú no sabes por qué están disparando”, recuerda una vecina.
Era el desenlace de una venganza, un problema de tierras, un amor prohibido, una asesinato y un incendio en casa de los Izquierdo marcaron las rencillas entre estas dos familias que culminan con la conocida como Matanza de Puerto Hurraco, una noche de terror que duró diez largas horas.
Finalmente, la Guardia Civil consiguió detener a los hermanos entre los olivos de la Sierra del Oro. La calle Carrera fue el escenario que marcó las peores horas de Puerto Hurraco. Ahí sigue la casa de los Cabanillas. Todo es silencio sobre aquella noche de pólvora, lágrimas y dolor.
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