José Manuel Romero estaba harto de que el guardia de seguridad gritase su nombre cada vez que le tocaba entrar en la oficina del paro. "Aquí, que ahora ves que está despejado, había entre seis y ocho personas y cada cuarto de hora el vigilante salía a buscar a la gente", relata a las cámaras de laSexta.

Esperar a las puertas de la oficina de empleo era ya cosa del pasado, pero las medidas covid hicieron que las colas fuera volvieran. "Yo sé que no es una vergüenza no tener trabajo y no estoy avergonzado de no tener trabajo, pero a mí desde luego no me resultaba agradable", expresa Romero. Pero ni a él, ni a nadie. "Lo peor de lo peor, de las humillaciones que hay en este país", confiesa una ciudadana por la calle. "Es incómodo esperar en la calle", asegura otra.

Con la vuelta a la normalidad, José Manuel creyó que podría volver a esperar dentro. Pero no fue así. Le prohibieron el acceso y decidió poner una reclamación. Ahora la Xunta le ha dado la razón y nadie tendrá que volver a esperar fuera. Ya no habrá colas del paro en Santiago.

Las imágenes de estas filas - a las puertas de las oficinas de empleo - solo podrán volver a verse en las hemerotecas, pues han sido reflejo del mercado laboral nacional. Rajoy se fotografió con ellas en 2010, cuando el paro alcanzó las cuatro millones trescientas mil personas. Acción con la que levantó polémica. Cayo Lara, coordinador federal de Izquierda Unida, le criticó por hacerse fotos en la cola del paro durante la campaña.

Tres años más tarde, en 2013, el desempleo superó los seis millones, una cifra nunca vista que hacía que, pese a la implantación de la cita previa, la fila nunca desapareciera. "Empiezo hoy el paro", confesaba una de estas personas entonces. "La cosa cada vez está peor", aseguraba otro hombre a su lado.

Nueve años más tarde, sigue habiendo tres millones de parados, pero las citas y acciones como la de Jose Manuel han convertido la cola del paro en un recuerdo.