Según los médicos que atienden a la mujer, Panda podría quedar inválida si no es trasladada fuera de Indonesia, lo que supondría un gasto de 40.000 dólares. Los familiares han iniciado una campaña de crowdfunding para poder costear el traslado a un hospital de Taiwan o Singapur para poder recibir un tratamiento adecuado.

La acróbata cuanta con diez años de experiencia en este tipo de espectáculos, pero asegura que no se sentía cómoda con las medidas de seguridad ni con el estado de los aparatos que se utilizaron en la exhibición, por lo que decidió grabar la actuación ante el temor de sufrir un accidente.

Sam Panda, que reside y trabaja en Bali, aseguró en redes sociales poder moverse todavía, pero la vértebra que se rompió le ejerce presión sobre la médula, por lo que no puede ponerse de pie.

"No estoy paralizada, puedo mover brazos y piernas, pero aún no puedo caminar. Mi columna vertebral no puede soportar mi peso, además estoy bastante débil y aturdida", afirma en su cuenta de Facebook.