Una fiscal ha acusado a cuatro policías nacionales de torturar a un joven para castigarlo y vengarse de la "peineta" y los insultos que éste dirigió a dos de ellos unas horas antes a las puertas de la comisaría de Elda-Petrer (Alicante).
La representante del ministerio público se ha expresado así durante la segunda y última sesión del juicio que se ha celebrado en la sala segunda de la Audiencia de Alicante contra los agentes, en la que ha mantenido que todos deben ser condenados a sendas penas de cuatro años y medio de prisión.
"El de torturas es el delito más grave que puede haber en un Estado de Derecho, pues los agentes son garantes de los derechos constitucionales de los ciudadanos. No puede venir a mi casa un individuo con una pistola y sacarme de ella tirándome del pelo", ha dicho la fiscal.
Los hechos ocurrieron el 29 de junio de 2006, cuando los cuatro acusados acudieron al domicilio de la víctima y le agredieron presuntamente con puñetazos y patadas. Unas horas antes, la víctima había pasado por la puerta de la comisaría con una furgoneta y había increpado a dos de los policías porque habían testificado contra él en otro proceso penal del que resultó absuelto.
Durante la primera sesión de este juicio, los agentes aseguraron que tenían orden de un superior de detener al joven y citarlo en comisaría -según versiones discrepantes entre ellos- por un delito de amenazas.
De acuerdo con sus testimonios, el joven se mostró "muy agresivo" y trató de golpear a uno de los uniformados, lo que les obligó a reducirlo y esposarlo. Los policías mantienen que no le golpearon de forma innecesaria en ningún momento y él mismo se autolesionó, pero varios testigos han confirmado que golpearon al chico cuando se encontraba esposado y boca abajo en el suelo, "sin poder defenderse".
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