Posan frente al espejo o se graban bailando de forma sugerente. Cecilia Carrión, inspectora de la Policía Nacional, indica que "en algún momento de los vídeos muestran partes íntimas". Son jóvenes, a veces menores de edad, en busca de reconocimiento, aceptación y, también, de seguidores en sus redes sociales.
"Los 'Me gusta' generan dopamina, que es la hormona de la felicidad y que crea una dependencia. Lo que en un primer momento puede ser muy divertido, después se vuelve en contra de la persona que lo ha enviado", advierte Anna Ferràndiz, psicóloga del Instituto Psicológico Desconect@.
No son conscientes de los peligros de compartir este tipo de contenido. En este sentido, Cecilia Carrión, inspectora de la Policía Nacional, afirma que "cuando el vídeo está publicado no se sabe las personas que lo han podido ver, si lo han podido descargar y qué uso se está haciendo de ese material".
Un material que, en algunos casos, puede acabar en redes pedófilas. Y es que los pederastas utilizan Internet para ganarse la confianza de los menores y conseguir imágenes eróticas. Es lo que se conoce como 'Grooming'.
"Si tenemos conocimiento de un vídeo o una imagen pornográfica o erótica de un menor, lo que debemos hacer automáticamente es enviarla de forma privada (no difundirla nunca) al correo de Policía Nacional especializado en este tipo de delitos", explica Hernán Puente, portavoz de la Policía Nacional.
En una de sus últimas operaciones, la Policía Nacional identificó a un centenar de menores que habían compartido en Internet material sexual grabado por ellos mismos. Los expertos advierten de la carencia de formación en este ámbito. Pero no solo entre los jóvenes, también entre los adultos.
La psicóloga Anna Ferràndiz asegura que "si el adulto sabe lo peligroso que puede ser colgar una foto de un menor en las redes, ya no lo va a hacer el adulto". "Si los adultos no siguen estas pautas, al final los niños imitan a los adultos", añade.
Es fundamental la libertad, dicen, pero más aún la concienciación sobre un uso correcto de las redes sociales, especialmente entre menores. Es la única forma, aseguran, de evitar riesgos innecesarios.
La Policía alerta a adultos y a menores: el 90% de las imágenes que compartimos las ve mucha más gente que el receptor. Compartir imágenes sin permiso de la persona que aparece en el vídeo es delito penado con hasta un año de cárcel.
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