Una mujer ha sido abofeteada por amamantar a su hijo en público. Los hechos tuvieron lugar la semana pasada en Francia –en Burdeos-, país que no cuenta con ninguna normativa que regule el amamantamiento en público.
La víctima, llamada Maÿlis, relata que se encontraba en una cola para recoger un paquete cuando su hijo Nico, de seis meses, lloró pidiendo alimento. Tras diez minutos de aguante por parte de la madre para ver si el llanto cesaba, decidió dar de comer a su bebé. La afectada asegura que lo hizo discretamente: "Cuento con ropa adecuada que se abre por los lados. Además, me escondí con la chaqueta porque había gente".
Nada más acabar, otra mujer comenzó a increparla: "¿No tienes vergüenza? La actual generación está aquí para lucirse. Eres madre, tienes que planificar las comidas de tu hijo. Deberías haberlo hecho en casa". Entonces, Maÿlis cuenta que la agresora se fue acercando a ella hasta abofetearla: "No tuve tiempo de darme cuenta de lo que pasaba y recibí un bofetón con mi bebé en brazos".
En el vídeo donde lo cuenta, la madre refleja su indignación con la gente que había allí: "Nadie le dijo nada. La mujer de detrás de la fila, más mayor, la felicitó. Los demás bajaron la cabeza y no hicieron nada. Nadie me defendió ni reprendió a la señora".
Lágrimas de impotencia
La afectada cuenta que, tras el incidente, "su única reacción fue volver a poner al niño en el carro, recoger las gafas de sol que se habían caído al suelo e irse". Relata que, cuando llegó a casa, se puso a llorar: "Me hubiera encantado reaccionar, pero con un bebé en brazos, ¿qué quieres que haga?".
Cuenta también que un amigo suyo fue testigo de los hechos y colgó un post en Facebook para denunciar la situación. Ante el apoyo de la gente, no pudo sino agradecerlo y argumentar que "si la lactancia materna sigue siendo un problema es porque las mujeres todavía hoy están muy sexualizadas".
Desde Andrea a Jazmín
Las historias que claman en Barcelona por una vivienda accesible para todos: "Nos vamos a tener que levantar"
La indignación ha cubierto la ciudad condal ante los altos precios del alquiler. Muchos de ellos lamentan haber tenido que dejar la ciudad por no permitirse vivir en ella.