Cerca de veinte provincias de la zona del Mediterráneo y la cuenca del Ebro se encuentran en aviso por altas temperaturas. Allí, los termómetros alcanzarán los 42 grados.
Por el contrario, en la mitad oeste de la Península hará menos calor y lloverá en el noreste con olas altas y viento fuerte en Galicia y Asturias.
Así, un total de 23 provincias de 11 comunidades autónomas tienen avisos por fenómenos adversos, 19 de ellas por calor y cuatro por oleaje o viento.
En cuanto a las temperaturas máximas, hay aviso naranja en 14 provincias. Las temperaturas más altas se esperan en Murcia (42 grados en toda la región salvo Cartagena y Mazarrón) y Valencia (42 en el interior sur y 41 en el litoral).
También tienen el aviso naranja Alicante (entre 40 y 41 grados), Zaragoza (41 en la ribera del Ebro y 39 en Cinco Villas), Lleida (40 en la depresión central), Almería (40 en el valle del Almanzora y Los Vélez), Huesca (40 en el sur), Teruel (40 en Bajo Aragón), Málaga (39 en la Costa del Sol y el Guadalhorce), Albacete (39 en Hellín y Almansa), Barcelona y Tarragona (39 en la depresión central), Mallorca (39 en el norte y el noreste) y Girona (37 en el Ampurdán).
El resto de los avisos por calor son amarillos, con un riesgo más bajo, ante la previsión de que las temperaturas lleguen a entre 34 y 38 grados, según las zonas. Están en esta situación el resto de Murcia, Valencia, Zaragoza, Albacete, Teruel y Huesca, así como puntos de Almería, Granada, Málaga, Cuenca, Barcelona, Girona, Lleida, Tarragona, Navarra, Castellón, La Rioja y buena parte de Baleares.
Por otro lado, la Aemt ha activado el aviso amarillo por fenómenos costeros en Pontevedra, A Coruña, Lugo y Asturias, donde se espera mar combinada del oeste con olas de cuatro a cinco metros de altura
Unidos por la esperanza
Sevilla acoge la primera Conferencia Internacional sobre Desaparecidos: "La incertidumbre es una herida abierta"
La primera Conferencia Internacional sobre Personas Desaparecidas, celebrada en Sevilla, reúne a familias que comparten el dolor de la ausencia y la esperanza de hallar respuestas. Historias de México y España muestran el impacto global de la crisis de desapariciones forzadas