Las áreas urbanas de la provincia de Alicante lideran la pérdida de población en España en los últimos diez años, coincidiendo con el estallido de la crisis económica, según los datos del padrón a uno de enero de 2019 que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los datos de empadronamiento facilitados por el INE señalan que en el área urbana de Torrevieja se han perdido uno de cada cinco habitantes desde 2013, mientras que el descenso desde 2008 es del 16,1%
En Orihuela, las cifras hablan de una caída poblacional de un 12,5% desde 2013 y un 6,5% desde 2018, mientras que en la conurbación de Dénia, Xàbia los porcentajes son del 15,3 y el 12,2, respectivamente.
En cuanto al total de la provincia, Alicante, que registra 1.838.819 habitantes en su padrón, ha descendido un 5,5% en el último lustro y un 2,8% en los últimos diez años. Solo capitales provinciales del noroeste de España, como Zamora, León, Ourense o Lugo, presentan caídas de población próximas a las de las localidades costeras alicantinas.
Según ha manifestado José Antonio Larrosa, director del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante (UA), hay dos factores principales que han contribuido al descenso de población en la provincia de Alicante, especialmente en las zonas más turísticas, como Dénia, Torrevieja y Orihuela Costa, y en las principales ciudades del interior, como Elda o Alcoy.
Ambos factores están relacionados con "la salida de los ciudadanos extranjeros". Por un lado, ha señalado Larrosa, "a partir de la crisis, y sobre todo con la paralización del sector de la construcción, se produjo una pérdida de inmigración laboral".
Los extranjeros que se establecieron en la provincia para trabajar "perdieron competitividad y muchos se volvieron a sus países de residencia", un fenómeno que se da principalmente en el colectivo de los rumanos, ha indicado el catedrático de la UA, pero también entre los suramericanos, "aunque en menor medida".
Los magrebíes, sin embargo, "prefirieron quedarse porque las circunstancias en el norte de África no son buenas y no suelen regresar" a sus países de origen. El segundo de los factores apuntados por Larrosa se da entre los ciudadanos extranjeros residentes, "los que compraban una vivienda y se venían a vivir a España, principalmente tras su jubilación".
"Muchos de ellos vendieron su residencia y se volvieron", ha continuado el geógrafo. Y dado que se trata de personas que están "en la fase final de su ciclo vital, muchos de ellos mueren y los que enviudan, también prefieren volver a su país".
La sustitución de esta población "requiere una fuerte entrada de residentes nuevos que no se está produciendo". En el caso de los ingleses, además, hay que añadir la influencia del "brexit", que ha generado "un gran malestar entre los residentes en España procedentes del Reino Unido, ya que son los principales afectados y no se les dejó, en su momento, opinar ni quejarse".
A este proceso hay que sumar "la nueva legislación sobre el empadronamiento" ya que "antes apenas se revisaba y quien constaba en el padrón permanecía en él mucho tiempo antes de que las autoridades detectaran su marcha o su muerte".
Con la nueva normativa sobre extranjeros los ayuntamientos deben comprobar cada dos o cinco años que su situación no ha variado."En el caso de que sí haya variado, deben darlos de baja", ha advertido, "y en una zona con tan alto índice de población extranjera, esta regulación tiene una gran influencia en el padrón".