La dolorosa imagen de la pequeña Valeria y su padre ahogados ha sido la gota que ha colmado el vaso del fundador de Open Arms. "No aguantamos más. Levamos anclas y nos vamos. Antes presos que cómplices", ha afirmado en redes sociales Óscar Camps. Con esa fotografía y ese mensaje ha anunciado que la ONG española vuelve al Mediterráneo a rescatar migrantes pese a no tener la autorización de las autoridades españolas.
Han salido del puerto de Nápoles rumbo a aguas internacionales. Serán el único barco en aguas del Mediterráneo central. Mientras, a tres millas de Lampedusa, en Italia, sigue bloqueado el Sea Watch, con 42 migrantes.
La capitana del barco ha intentado acercarlos a puerto, quebrantando la ley al entrar en aguas italianas. "Las condiciones humanitarias han empeorado tanto que no puedo garantizar la seguridad (de los migrantes)", ha informado. El ministro de Interior italiano, Salvini, ha arremetido duramente contra ella: "Esta fanfarrona comandante que hace política con la piel de los migrantes".
Para él, la capitana del barco rescata migrantes porque se siente culpable por haber nacido "blanca, rica y alemana". Además, acusa acusa a los tripulantes del barco de haber rechazado puertos seguros más cercanos. "En 15 días habrían ido y regresado de Países Bajos dos veces". Salvini ha pedido además el arresto de la tripulación.
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Piden una regulación estricta
La lucha de los ludópatas por prohibir las tragaperras en los bares: "Un café te puede costar 300 o 400 euros"
Los detalles Más de 15.000 personas han firmado una petición para regular el acceso a las máquinas de juego en bares y cafeterías, que son el punto de entrada de muchos menores al juego y ponen en peligro el tratamiento de los adictos que se autoexcluyen.