Escayolas, aluminio, tuberías, plástico: todo acaba en una antigua mina de Lugo, al lado del río Miño. Son empresarios de la construcción quienes supuestamente vierten estos residuos.
"Aparatos eléctricos, electrónicos y electrodomésticos son descargados por camiones directamente sobre el hueco minero inundado y se va cubriendo periódicamente con capas de tierra", explica Benito García, director de Comunicación de Arcodega.
Los constructores afirman que tienen permisos, pero según los recicladores profesionales de Arcodega, solo tienen uno para tratar residuos de obra y demolición. Pero a esta cantera llegan neveras, pinturas o lacas.
Un juzgado ha abierto ya un procedimiento penal. Se calcula que en Galicia hay al menos seis vertederos como este, donde va a parar también materia orgánica. Esa materia genera gases que, a su vez, acaban produciendo incendios.
Martin y Manuel, vecinos de la antigua mina de Silleda, en Pontevedra, dicen que la mina solo podía llenar el hueco con áridos. "Hay de todo, plástico, colchones..", cuenta Manuel Fernández.
La Xunta ha paralizado los vertidos, pero ahora el agua contaminada no se bombea. "Tiene que estar el suelo aislado del residuo mediante capas de bentonita y telas asfálticas", explican desde Arcodega, quienes aseguran que con estas prácticas las empresas se ahorran pagar a gestores legales: un alto precio para el medio ambiente.