Ellos, médicos, enfermeros, celadores y técnicos de ambulancia, lo veían venir. Los cálculos no salían. "Con los profesionales de 40 centros no se pueden abrir 80", explicaba en Más Vale Tarde María Cuesta, médica rural trasladada de La Cabrera al nuevo Punto de Atención Continuada en Aluche. Y no se equivocaban. La apertura de los Centros de Atención Continuada a finales de octubre fue caótica: faltaba personal por todos lados.
En protesta por la situación los sindicatos SUMMAT (Asamblea de Trabajadores del Summa 112) y MATS (Movimiento Asambleario de trabajadores de la Sanidad), con el apoyo de la Plataforma SAR (Servicio de Atención Rural), CSIF, Asociación de Facultativos Especialistas (AFEM) y Asociación Madrileña de Enfermería (AME), han arrancado este viernes tres jornadas de huelga: los paros han comenzado a las 15.00 horas de este viernes y finalizarán a las 24.00 horas del domingo día 6. El Servicio Madrileño de Salud (Sermas) ha fijado unos servicios mínimos del 100% para las tres jornadas en centros de atención 24 horas al tratarse de un servicio esencial.
En concreto, la huelga afecta a los 698 médicos, enfermeros y celadores de los Servicios de Atención Rural (SAR) y de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) afectados por la reorganización, así como los profesionales del Summa 112 que atienden estos servicios. Todos ellos critican que el nuevo modelo de urgencias de Ayuso no ha acertado ni el cómo, ni en el cuándo, ni en el cuánto.
Y prueba de ello es el testimonio de estos profesionales, como Alicia Guerra, médica de urgencias en Colmenar Viejo. Ella misma narró a laSexta que uno de sus compañeros se vio obligado a pedir una baja. "El domingo pasado no lo pudo aguantar, vio a 120 pacientes y al final del día estaba vomitando con ansiedad", confesaba el pasado 2 de octubre. Así, una semana después de la reapertura seguía faltando personal en estos centros. Y no solo eso. Algunos centros seguían entonces sin servicio de medicina: los pacientes se veían obligados a irse a otro hospital.
Eso en la mejor de las situaciones, pues el testimonio de Yolanda, enfermera, no corrió la misma suerte. Vivió los peores cinco minutos de toda su carrera. Unos padres acudieron al centro con un niño de tres años con una convulsión, una urgencia que ni ella ni su compañera celadora podían atender. Tuvieron que llamar al 061 para intentar hablar con alguna doctora o doctor, pero la cosa se complicó. "La persona que cogió el teléfono dijo que mientras no le diéramos los datos administrativos no nos pasaba con un médico", explicaba. Finalmente, una UVI móvil llegó y pudo atender al menor.
Mientras el caos ha reinado en estos nuevos centros, a otros -los 40 centros rurales- se les ha quitado personal para poner en marcha 80 Puntos de Atención Continuada, según explican desde el sindicato AMYTS. María Cuesta, médica de urgencias, es una de las profesionales que ha tenido que abandonar su puesto de trabajo de los últimos catorce años para abrir las urgencias de Madrid. Este jueves, sin ir más lejos, manifestó en Más Vale Tarde su preocupación por los vecinos que se quedaban sin puntos de urgencias. "Este centro atiende a otras siete localidades más y se lo van a encontrar cerrado por falta de profesionales, pues hemos sido desplazados", criticó en directo.
Cuesta también denunció la forma en la que le avisaron de su nuevo puesto: con un correo electrónico en la madrugada del 27 de octubre. Y no es la única que se ha quejado de las formas.Alicia, otra de las afectadas por el nuevo plan, contó a laSexta que, en su caso, no pudo incorporarse ese primer día porque le notificaron su nuevo destino unas horas antes, mientras estaba de guardia en otro centro de salud: "Estuve llamándoles hasta que conseguí hablar con un administrativo y me dijo que había muchos errores porque todo se hizo muy deprisa. Muchísimos estábamos ausentes porque nos habían programado una guardia que no podíamos hacer, otros estaban ausentes porque ya estaban de baja por otros motivos... Hicieron mal las planillas".
Esta situación, por supuesto, también está afectando a los pacientes. Los vecinos Buitrago de Lozoya se han concentrado frente al punto de atención continuada de la localidad. Están cansados de que no poder usar las urgencias de su pueblo. El de Moral-zarzal directamente está cerrado. En Pozuelo de Alarcón el centro se encontraba abierto, pero uno de sus médicos ha explicado que poder ser atendidos en estos puntos es casi una lotería. Aun con todo, a pesar del problema que es no poder ser atendidos, muchos ciudadanos han mostrado un apoyo unánime a los profesionales.
Un aluvión de dimisiones
Al caos de personal de las Urgencias se le suma dimisión en bloque de directivos. Mientras tanto, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso sigue ajeno a todo esto. Niega que haya dimisiones, llegando a asegurar que "Sánchez ha cambiado 40 ministros". Y tampoco admite sus ataques al colectivo sanitario. Porque aunque el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, negara en la mañana de este viernes que se hubiera hablado de "boicot" en el Ejecutivo madrileño, tan solo dos días atrás la propia Ayuso decía esto: "Creo que nadie entiende es que haya habido un 60% de bajas sobrevenidas. Hay una parte política que intenta boicotearlo todo".
Quizá a sabiendas de que era difícil seguir adelante con esa contradicción, Escudero ha rectificado tan solo unas horas después y sí ha reconocido un "boicot permanente a este plan por parte de la izquierda", culpando a las "ausencias sobrevenidas que no ha permitido que la apertura sea del 100%". La líder de Más Madrid, Mónica García, les ha reprochado a los populares que echen las culpas a los sanitarios, saturando al personal y aprovechándose, según ha concluido, de la voluntad de los profesionales.
¿Qué solución proponen los profesionales?
En este contexto, los profesionales insisten: hay que retirar el proyecto y abrir inmediatamente los37 SUAPsque funcionaban antes de la pandemia "con los horarios y condiciones laborales" que tenían, además de la continuidad de los SAR "con sus horarios y condiciones actuales".
En la misma línea, reclaman que la inversión en Atención Primaria llegue al 25% de los dedicado en Sanidad, incrementar las plantillas y mejorar infraestructuras, además de la jornada de 35 horas para los profesionales y acabar con la consideración de jornada especial y de trabajadores nocturnos "si se realiza más de un tercio de la jornada en horario nocturno".
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Estas tres jornadas de paro servirán para calentar motores de cara a la huelga indefinida que el sindicato médico Amyts ha convocado a partir del día 7 de noviembre para los más de 200 facultativos que atienden estos dispositivos. "Los médicos siguen sin poder entender que se puedan abrir 78 dispositivos con el personal de 40. Creen que ya están soportando una carga laboral enorme y no se ven aumentando esa sobrecarga aún más. No es solo que no lo vean por ellos, por su trabajo, sino sobre todo, no están dispuestos a rebajar la calidad asistencial que se da a los madrileños", explicó la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández.
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