El registro del domicilio del monstruo de Igualada fue exhaustivo. Los Mossos utilizaron diferentes técnicas forenses para buscar cualquier resto de ADN de la víctima de la brutal violación, por mínimo que fuera. Hoy por primera vez hemos visto las imágenes de esos registros.
Cuando los agentes entraron a su casa, inmediatamente grabaron y fotografiaron la puerta y todo el interior: cada milímetro del domicilio con una cámara 360 para confeccionar una inspección interactiva.
El registro de la casa duró ocho horas y se encontraron allí la mochila y la ropa que el presunto agresor llevaba aquel día. Esos objetos se fotografiaron con unas cámaras especiales que operan en distintos espectros de luz para visualizar fluidos humanos.
Con lámparas forenses buscaron restos orgánicos y los encontraron. Aquel 21 de abril registraron el salón, las habitaciones y hasta la cocina. Y no solo su casa, también la de su expareja. Cualquier rastro era importante para culminar esa investigación de cinco meses que les llevo hasta el detenido.
Unidos por el temporal
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