La propaganda yihadista también usa el español para difundir sus mensajes, el más reciente: una amenaza a un juez de la Audiencia Nacional del que decía: "este infiel ha encarcelado a una hermana más".
"Está actualmente siendo investigado, está en manos de la Audiencia Nacional y no ha sido desde luego reconocido por ningún estamento oficial del Daesh", indica un inspector de la Comisaría General de Información.
La Policía da un mensaje de tranquilidad: la propaganda en español es minoritaria. "Son hechos por colaboradores que nada tienen que ver con Daesh pero no con una intención terrorista real", apuntan.
Desde 2017 los cuerpos de seguridad han detenido a 172 personas por delitos de terrorismo yihadista. Este año, la mayoría han sido por adoctrinamiento y enaltecimiento terrorista.
Behae Edinne Boummina se crió en foco de captación de Alqaeda y el Daesh en el norte de Marruecos. Sus amigos de infancia de allí combatieron con el califato en Siria e Irak. "Es como una droga de la que siempre necesitas consumir más hasta llegar al tope de la pirámide de la radicalización", explica.
El Daesh busca con su propaganda en redes sociales captar a jóvenes musulmanes de segunda generación en Europa. "Ni se autoconsideran occidentales al 100%, aunque han nacido aquí, ni son árabes musulmanes al 100%", explica el autor de 'Descifrando la mente del yihadista'. "El salafismo y el Daesh lo saben aprovechar muy bien para captar a este tipo de personas", añade.
El combate al ciberyihadismo previene no sólo la captación de jóvenes, sino también atentados. "Somos capaces de detectar con mucha antelación a estos elementos que, de forma muchas veces inminente, podrían cometer un atentado terrorista", explica un inspector..
Un combate en el que la Policía ha detectado también a bromistas y estafadores, a los que advierte: meterse en canales de comunicación yihadista no es ninguna broma y constituye delito.
"Que duran los anuncios, ¿un día? ¿Dos días?"
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