Desde la playa de El Morche, en Málaga, un grupo de migrantes recién llegados envían sus primeras fotos a casa. Están alojados en un hotel reconvertido en centro de acogida. Algunos de ellos ayudan a bajar colchones de un camión para que nadie se quede sin un lugar donde dormir en estas instalaciones.
Algunos, como Faisul, cuentan a laSexta que se entretienen en esta costa andaluza jugando a lo que más le gusta, el fútbol. "Estoy muy feliz, está muy bien este hotel", reseña.
Otro de sus compañeros subraya que le encanta la compañía y la comida que les dan en el hotel. "Me gusta salir a dar vueltas por el pueblo porque me gusta hablar y socializar. Aunque solo llevamos aquí tres días", destaca.
Llegaron hace apenas unas horas y ya hay vecinos de la localidad andaluza que se han acercado a tratar de echar una mano. "Tengo bastante afinidad con los senegaleses porque son muy buenas personas", dice una de ellas.
Ya son 5.000 los derivados desde Canarias a la Península, para los que se han creado 3.000 nuevas plazas. En un antiguos albergues de Mérida se acogen otros 200 y el número 198 es Omar, que todavía recuerda los siete días que pasó en el mar hasta llegar a las islas: "Estaba muy movido, fue muy duro... Fue muy difícil", cuenta.
Ahora su objetivo es trabajar. "Yo soy albañil pero puedo trabajar en el campo, que también está bien. O en lo que haga falta", explica Omar.
El Ministerio de Migraciones busca cesiones de inmuebles por toda la Península. Por ejemplo, más de 200 migrantes han llegado esta semana a este balneario en Medina del Campo, en Valladolid, donde también aprovechan en el jardín para echar un partido y olvidar, con el balón, el largo y duro viaje que les ha llevado hasta allí.
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Piden una regulación estricta
La lucha de los ludópatas por prohibir las tragaperras en los bares: "Un café te puede costar 300 o 400 euros"
Los detalles Más de 15.000 personas han firmado una petición para regular el acceso a las máquinas de juego en bares y cafeterías, que son el punto de entrada de muchos menores al juego y ponen en peligro el tratamiento de los adictos que se autoexcluyen.