Dyan es un chico transexual al que no le dejan utilizar en el gimnasio el vestuario que le corresponde. Él se visibilizó en recepción pero asegura que sólo encontró problemas: "Me dijeron que no me iban a dejar entrar porque iba a llamar la atención y que me tocaba entrar en el vestuario femenino hasta que empezara con el proceso de hormonación o me operara".
Tuvo que conformarse con ser apartado al baño de personas con discapacidad. "Todo tenía que hacerlo en el baño de minusválidos. No podía ni cambiarme fuera ni entrar a las duchas", asegura el joven. Asegura que esta medida le hizo sentirse aún más inseguro. "Es muy duro, sientes que te anulan como persona", añade.
Similar situación fue la que vivió Izam en su trabajo. Al decir que era una persona transexual pidió poder acceder a los cambiadores masculinos pero le dijeron que no "porque lo que quería era ver a los chicos", explica Izam Álvarez.
Esta vez la solución pasaba también por que se cambiara en un baño de personas con discapacidad lleno de cajas y sin apenas espacio. Además, soportaba día a día las bromas de sus compañeros, algo que acabó hundiéndole y llegó hasta a pensar en acabar con su vida. "Estaba hecho polvo, iba todos los días al trabajo llorando, era como una pesadilla", asegura el joven.
Estos casos no son los únicos, las redes sociales han sido testigo de la cantidad de problemas que tienen las personas transexuales para acceder a los vestuarios.
Desde las asociaciones creen que debería existir una normativa que asegure la inclusión de los trans tanto espacios públicos como privados.