Los admiradores de la ayahuasca, una bebida hecha con una combinación de plantas, dicen que ayuda a combatir la depresión, a curar adicciones y que exalta los sentimientos. Por eso organizan sesiones conjuntas para disfrutar de sus efectos.

Pero tiene otros mucho más perjudiciales, ya que puede provocar alucinaciones, vómitos, dificultad para caminar y diarrea.

Ahora se añade otro riesgo: el de violación. Un grupo de mujeres organizó la semana pasada una sesión con ayahuasca en Baztan, Navarra, y contrató a un chamán colombiano, que se desplazó desde Madrid.

Una de las mujeres ha denunciado que el chamán aprovechó otro de los efectos del brebaje -distorsiona la percepción temporal y espacial- para cometer un presunto delito de abusos sexuales con penetración.