El bebé hallado muerto el pasado domingo entre unos contenedores en el distrito madrileño de Barajas era un niño de dos o tres días de vida y presumiblemente falleció por asfixia, aunque todavía no se ha podido determinar si su muerte es de etiología homicida. Fuentes policiales han informado de que el cadáver del recién nacido no presentaba signos de violencia, aunque los investigadores están a la espera del informe forense definitivo para ratificar este extremo.
El niño tenía entre dos y tres días de vida y cuando fue encontrado en una bolsa de rafia de un supermercado entre unos cubos de basura todavía conservaba el cordón umbilical. Según la información de la que disponen, los agentes del Grupo V de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, a cargo de las pesquisas, barajan la hipótesis de que el pequeño murió por asfixia. No obstante, siguen a la espera de recibir los resultados de la autopsia que se practica en el Instituto de Medicina Legal para determinar si su muerte tuvo una etiología homicida o si por el contrario se debió a causas naturales o un accidente.
Mientras tanto, los agentes siguen investigando para tratar de dar con el paradero de los padres del menor y analizan la ropa de bebé hallada en los contenedores junto a los cuales se encontró el cadáver con la esperanza de hallar alguna pista. Fue sobre las 13:30 horas del pasado domingo, día 12, cuando un vecino de la zona alertó a la Policía Nacional de que había encontrado el cadáver del bebé junto a unos cubos de basura situados en la calle Acuario, en Barajas.
Hasta allí se desplazó una patrulla de la comisaría de Hortaleza y los sanitarios del Samur-Protección Civil, que tan solo pudieron confirmar el fallecimiento del recién nacido. Poco después llegaron los investigadores de Homicidios y de la Policía Científica del Grupo de Delitos Violentos (DEVI), quienes iniciaron las pesquisas.
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