Sucesos como este llevan ocurriendo varios meses en muchas ciudades de Estados Unidos, pero ahora está dando que hablar porque su protagonista es una de las cantantes más mediáticas del mundo: Lady Gaga. Esta semana, dos hombres armados con pistolas han disparado al paseador de perros de la artista estadounidense y han secuestrado a dos de los tres bulldogs franceses que ella tiene como mascotas.

Lady Gaga, que ahora está en Roma grabando la película 'Gucci', ha ofrecido 500.000 dólares como recompensa a quien encuentre a sus dos fieles amigos. Esta cantidad, aunque puede parecer desorbitada, no lo es tanto… y no solo por el patrimonio que acumula la artista, sino porque los bulldogs franceses son una de las razas más codiciadas a día de hoy en todo el mundo.

Pequeños, musculosos y un icono de las clases altas

Los bulldogs franceses son perros descendientes de los dogos franceses y de los bulldogs ingleses (mucho más pesados que los primeros). Además, son el resultado de sucesivos cruces que hicieron criadores de París en el siglo XIX con el objetivo de conseguir una raza ágil y atlética y que fueran buenos perros guardianes, según la Federación Cinológica Internacional. En esa época eran mascotas populares en las zonas más humildes de las ciudades, aunque ahora son un símbolo de la alta sociedad y del mundo artístico, como demuestra la propia Lady Gaga.

Los perros de esta raza son de tipo moloso, que es una categoría que engloba a los canes de constitución musculosa, fuertes mandíbulas, cabeza grande y hocico corto. En concreto, los bulldogs franceses son de talla pequeña, compactos en todas sus proporciones y pelo corto. Su cola también es menuda y sus orejas son erectas y especialmente grandes, hasta el punto de que se las conoce como 'orejas de murciélago'. Por otro lado, el peso medio de estos animales está entre los 8 y 11 kilogramos, según la marca'Hills', especialista en perros.

Los carlinos y los bulldog francés viven enfermos debido a que se crían con manipulación genética

Perro protector, poco ladrador

Esta clase de bulldogs son ideales para tener como animales de compañía: son alegres y juguetones, buscan mucho afecto, no tienen problemas de convivencia con los niños y con otras mascotas y solo ladran cuando quieren llamar la atención. Además, son una buena opción para las familias que viven en chalets o casas más abiertas porque están siempre alerta de los peligros y ladran cuando sienten ruido, cumpliendo a la perfección con la función de perro guardián. Sin embargo, pueden ser felices en cualquier tipo de casa porque no necesitan patios grandes, según la tienda de mascotas 'Zooplus'.

Por otro lado, son animales testarudos por su remanente de perro de presa y el proceso de educarles puede resultar largo y concienzudo. A veces son muy nerviosos y tienden a roncar y acumular gases. Para salir a correr, por ejemplo, no son la mejor compañía: prefieren un paseo tranquilo o quedarse en casa reclamando la atención de los dueños.

Bulldog francés duerme con su amigo bebé

De ser el perro de moda a uno de los que más se abandonan

Precisamente su aspecto divertido y glamuroso y lo sencilla que es la convivencia con ellos es lo que hace a los bulldogs franceses uno de los perros más demandados en muchas partes del mundo. "Aquí en España se pusieron de moda hace unos 10 años, sobre todo por la publicidad. Las marcas sacan anuncios con estos perros y la gente quiere tenerlos", explica a laSexta.com Liliana Meza, presidenta de 'Sos Frenchie', una asociación que se dedica a la adopción de bulldogs.

"Y luego pasa que hay muchos famosos que se han comprado perros de esta raza. Se han transformado en un símbolo de poderío y de estatus social, hasta el punto de que tener un bulldog francés es como llevar un Rolex o una camiseta de Dolce Gabbana", lamenta Meza, que define la tenencia de estos perros como una prueba más del "mundo capitalista y consumista" en el que vivimos.

Esa popularidad de los bulldogs es una de las razones por las que son uno de los perros más caros. Según Meza, en España se venden por entre 800 y 900 euros, un precio asequible comparado con otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, su coste oscila entre los 2.000 y 3.000 dólares (entre 1.650 y 2.500 euros) y en Argentina un can de esta raza puede llegar a costar el equivalente a 3.500 euros. "Cuanto mayor sea la demanda, más cuestan. La gente hasta pide créditos por comprarlos", reconoce la presidenta de 'Sos Frenchie'.

El otro motivo detrás de estos precios es que el coste de criar y mantener estos perros es muy alto. "Por un lado, casi todas las madres requieren cesárea porque la cabeza de los bulldogs es muy grande y hay complicaciones en el parto. Y una operación bien hecha sale por entre 600 y 900 euros, aunque los criadores ilegales lo hacen por 150 euros. ¿Qué pasa? Que no las operan bien y esto genera más problemas de salud a las perras más adelante", argumenta Meza. "Además, requieren muchos cuidados veterinarios. Muchas veces, cuando se adoptan desde los países del este de Europa, traen enfermedades o presentan conductas violentas, y mantenerlos es complicado", advierte.

Por eso, muchas familias acaban abandonándolos. "Ahora la tendencia en España ha cambiado. Estamos en la fase descendente de la curva de demanda que empezó hace una década, por hablar en términos de pandemia", ilustra la especialista canina. "A eso hay que sumar una tasa de abandono muy alta. Los que más lo sufren, por cifras, son los perros mestizos,especialmente los galgos, pero también afecta a los bulldogs franceses", detalla Meza. "¿Y por qué se abandonan? Por una masificación en la producción y porque la gente, aunque los quiere, no puede mantenerlos. O tiene mucha falta de conciencia…", resume.

En este punto es donde intervienen las asociaciones como 'Sos Frenchie', que lleva 11 años acogiendo molosos, entre ellos bulldogs franceses. Actualmente recogen unos 180 perros al año y entregan en adopción a familias unos 150. "Recogerlos de criaderos ilegales es ser cómplices con ellos, pero ¿qué hacemos? Si no los acogemos se quedan abandonados. Tenemos esa doble disyuntiva", reflexiona Meza. Y concluye de forma poco optimista: "el abandono de los perros seguirá existiendo. Es el producto de una sociedad que consume animales".