El cardenal Fernández informa que el Papa "casi tendrá que volver a aprender a hablar" y anticipa "una nueva etapa" en su pontificado a su regreso

Tras cinco semanas de hospitalización, el Papa Francisco sigue luchando en su recuperación. Fue el cardenal Víctor Manuel Fernández, un hombre cercano al Pontífice y de origen argentino, quien ha dado detalles sobre su estado de salud. Según contó a los periodistas, el Papa "está muy bien físicamente", aunque reconoció que "casi tendrá que aprender a hablar".

A lo largo de estos días, el Papa ha tenido dificultades para articular las palabras. "Necesita una rehabilitación", ha explicado Fernández, ya que el uso prolongado de oxígeno a alto flujo le ha afectado las cuerdas vocales, lo que le dificulta hablar de manera fluida. "El oxígeno te seca todo, y eso hace que te cueste más pronunciar las palabras", dijo el cardenal.

Desde el Vaticano, fuentes cercanas confirmaron que la falta de oxigenación adecuada ha provocado que el Papa deba dosificar su respiración de manera distinta para poder hablar, y eso afecta su forma de articular las palabras. "La fisioterapia respiratoria está siendo clave para ayudarle en este proceso", añadieron.

Estas secuelas se hicieron evidentes el 6 de marzo, cuando el Vaticano difundió un mensaje de audio del Papa. En él, su voz, cansada y con un esfuerzo notable, reflejaba las dificultades para articular palabras y respirar. A pesar de estas dificultades, el Papa aprovechó para agradecer a todos los que le han enviado mensajes de apoyo.

El cardenal Fernández también ha destacado algo importante: cuando el Papa deje el hospital, comenzará "una nueva etapa" en su pontificado. "Francisco es un hombre de sorpresas. Ha aprendido mucho durante estos meses difíciles, y quién sabe qué saldrá de su 'chistera'. Aunque es un esfuerzo enorme para él, este tiempo tan complicado será fecundo para la Iglesia y para el mundo", ha asegurado el cardenal. Además, ha desmentido los rumores sobre una posible renuncia del Papa.

Lo cierto es que el Papa lleva ya diez días sin recibir visitas, y también ha suspendido sus llamadas a la parroquia católica de Gaza, incluso después de que Israel rompiera el alto el fuego. Los médicos aún no han dado una fecha exacta para su alta, según informaron desde el Vaticano.