Han transcurrido ya 47 días desde que Carles Francino, presentador de el programa radiofónico de 'La Ventana', tuvo que abandonar el trabajo durante unos días por ser contacto estrecho con una persona que había dado positivo en coronavirus. Pronto descubrió que él también se había infectado y comenzó su calvario: tuvo que ingresar de urgencia en el hospital con fiebre alta y oxígeno muy bajo.
En el regreso al programa, el presentador ha relatado muy emocionado lo que ha vivido en su lucha contra la enfermedad y ha recordado a una persona cercana que ha fallecido a consecuencia del COVID-19.
"Las pasé canutas, sobre todo durante 48 horas, en que los indicadores eran bastante malos, incluido un ictus del que parece que no me han quedado secuelas", ha explicado. Pero un contacto estrecho, un familiar muy próximo, ha fallecido, y otra se "recupera lentamente" tras pasarse casi un mes en la UCI.
Tras narrar su historia, el periodista ha querido hacer una reflexión en la que le ha sido imposible contener las lágrimas: "¿Es posible que nos hayamos olvidado de los sanitarios? Dado que lo acabo de vivir en primera persona, recordar que todos los homenajes se quedan cortos. Son como un enjambre que no para nunca, y eso que hay momentos que los notas cansados, asustados y cabreados", ha contado.
En este sentido, reconoce que es normal que algunos sanitarios estén enfadados "viendo lo que han visto este fin de semana. No tiene nombre". Y añade: "el COVID ha afectado a mucha gente y en el colectivo que, por suerte es mayoritario, las alusiones a muertos y hospitalizados molestan".
Como última reflexión, ha agradecido todo el cariño que ha recibido tanto él como su familia en estas semanas tan complicadas: tanto de sus amigos y familiares cercanos como de sus oyentes, de la radio y de personas que en algún momento ha entrevistado. "Si el cariño fuera una hipoteca, yo estaría pagando a plazos lo que me queda de vida", ha dicho entre lágrimas.