Una profesión cada vez menos frecuente
Las carnicerías, en peligro de extinción: la ausencia de relevo generacional pone en riesgo el futuro de miles de negocios
Los detalles Cada vez menos jóvenes quieren ser carniceros pese a tratarse de un trabajo bien remunerado. "Tengo 66 años y ninguna de mis hijas está interesada en llevar este negocio hacia adelante", explica Pròsper Puig, propietario de una carnicería.

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Las carnicerías tradicionales están en declive en España debido a la falta de relevo generacional y la escasez de nuevos carniceros. En los últimos 15 años, el sector ha perdido un 20% de empresas y un 10% de sus empleados. Los clientes se ven obligados a recurrir a grandes superficies, lo que, según los carniceros, compromete la calidad alimentaria. Aunque la profesión ofrece salarios atractivos, entre 1.500 y 3.000 euros, no atrae a los jóvenes. Además, la falta de formación profesional específica dificulta la contratación de nuevos talentos, lo que amenaza la continuidad del oficio.
* Resumen supervisado por periodistas.
Cada vez quedan menos carnicerías tradicionales en nuestras ciudades. Y el motivo es claro: faltan carniceros en España. Una de las profesiones más antiguas del mundo atraviesa su momento más complicado. En los últimos 15 años este sector ha perdido un 20% de sus empresas y alrededor de un 10% de sus empleados, lo que hace casi imposible la continuidad del oficio.
"No hay relevo generacional. Yo tengo 66 años y ninguna de mis hijas está interesada en llevar este negocio hacia adelante", explica Pròsper Puig, propietario de una carnicería.
Esto hace que los clientes se vean abocados a comprar en las grandes superficies, pero los carniceros profesionales aseguran que esto conlleva perder calidad en nuestra alimentación: "Hay cosas que solo las podemos hacer los artesanos alimentarios".
"Aparte de que en este caso ayudamos a que la gente se alimente mejor, sin embargo, vamos a una cosa mucho más social que es este acompañamiento de nuestro vecino que es nuestro cliente", añade Pròsper.
Ahora, los empresarios de este sector saben que su futuro pasa por hacer atractiva una profesión que, pese a que ofrece buenos salarios, es rechazada por la mayor parte de los jóvenes. "Están muy buscados los carniceros y hoy en día un carnicero se puede ganar la vida muy bien", aclara el maestro cocinero Manuel Ocaña. Ese "ganarse bien la vida" se traduce en salarios entre los 1.500 y los 3.000 euros.
Sin embargo, y a diferencia de otros países, no existe una formación profesional adaptada al sector, algo que supone una barrera para contratar a nuevos carniceros. "Muchas veces tenemos que contratar aprendices que forman el propio empresario en su punto de venta", se queja María Sánchez, directora de 'Educarne'.
A pesar de su amor por su oficio, los carniceros son conscientes de que la supervivencia de su sector es cada vez más complicada.