En un informe remitido al Ministerio de Asuntos Exteriores para justificar la negativa de Juana Rivas a entregar a sus hijos a Francesco Arcuri se adjuntan varios documentos, entre ellos un parte médico de lesiones y tres cartas del pequeño en las que dice "os quiero explicar lo que me pasa desde que nací con mi padre y mi hermano".
"Cada día me llama mierda, no valgo nada, soy un gusano asqueroso, me agarra las muñecas de los brazos, me pega tortazos, empujones, y a mi hermano lo abandona y le amenaza haciéndome creer que todo es normal", escribe.
En la misma misiva, el menor explica un episodio que le sucedió de camino a una visita a Cagliari a su madre: "Mientras íbamos en el coche mi padre perdió los nervios sin ningún sentido, me agarró muy fuerte de la muñeca y del brazo y paró el coche gritando (...) tirándome del pelo, pegándome patadas, a mi hermano lo callaba, le gritaba (...). por favor, os pido ayuda y que todo se acabe pronto".
En otra de las cartas, el menor relata los insultos que recibe de su padre cada día. "Figli di puttana, stronzi, paccalo bastardo, ti faccio fuori, schifoso, verme schivoso, coglione, sei una merda, infame che non sei altro, bastardo", escribe.
"No sé lo que le pasa a mi padre, tengo mucho miedo. Pero algo muy malo le pasa porque hace cosas muy malas a mí y a mi hermano. Por ejemplo cuando vamos al pueblo, a veces tengo el móvil sin sonido y él me llama y yo no respondo en ese momento. Cuando vuelvo en el coche me lo hace pagar muy caro (...)" relata el pequeño.
"Me dice que tengo problemas mentales y que me va a llevar a un psiquiatra, bastardo, pequeño bastardo, hijo de puta, eres igual que tu madre gilipollas, mi familia de España no vale nada y que mi madre y yo hemos aprendido de ellos y que no merezco verlos más", añade.
También termina esta carta con una nueva llamada de auxilio: "Quiero seguir viviendo. Por favor que alguien me saque de aquí, yo no quiero que le pase nada a mi padre pero que nos deje vivir porque ella es la que nos quiere de verdad".
Juana Rivas ha sido condenada a cinco años de prisión y a seis sin la patria potestad de sus hijos. El juez de Granada llega a acusarla de cinismo y de denunciar por malos tratos a Francesco Arcuri sólo para lograr la custodia de sus hijos. Se atreve, incluso a predecir que la campaña mediática que ha orquestado no augura nada bueno para el futuro de los niños.