Suena el concierto hasta que un crujido lo interrumpe todo. Inmediatamente se escuchan gritos y segundos después se puede ver el gran boquete abierto en el suelo. Decenas de personas han caído. Unos lo han hecho encima de otros y muchos han caído al mar.
Una persona que graba un vídeo mantiene el equilibrio sobre el esqueleto del muelle. Abajo la gente se agarra a lo que puede e intenta trepar. Mientras, desde el escenario piden al resto del público que se aleje para dejar salir a los heridos.
En pocos minutos entran los bomberos, levantando escombros para asegurarse de que no queda nadie atrapado. Buscan también en el agua. Todo ocurre en un tramo del puerto repleto de gente que asiste a un concierto.
La parte más próxima a la orilla es una estructura ganada al mar. Está cubierta de madera, reforzada por debajo con planchas de hormigón y sostenido todo por pilares de este mismo material. Los pilares aguantan, pero la estructura horizontal cede ante el peso de la gente.
Ahora investigan si el problema ha sido del material o de un exceso de aforo. Sobre una mesa se encuentran los objetos perdidos que ha recuperado la Policía. La mayoría son zapatillas y teléfonos que los heridos extraviaron en su caída.
En total hay 332 heridos, de los cuales siete continúan ingresados y cinco están graves.
Unidos por el temporal
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