Las calas de la Costa Brava viven una situación límite debido a la cantidad de barcos que fondean en ellas. Esto hace que los agentes rurales estén al límite y denuncian que el problema se está agravando con los años, ya que las calas, principalmente las de difícil acceso, están completamente invadidas por embarcaciones.

La contaminación de su combustible, la pesca furtiva, los residuos que se lanzan al mar o las fiestas que se estiran hasta altas horas de la noche son solo algunos de los problemas.

"El paisaje es muy diferente", denuncia Jordi Cruz, portavoz de SOS Costa Brava, ya que "solo se ven embarcaciones y boyas". A todo lo citado anteriormente se suma el "problema para aparcar y nadar" en el mar.

El exceso de embarcaciones también está teniendo un efecto muy negativo sobre la flora marina, concretamente sobre la posidonia, un alga que habita en la zona y que es fundamental para su ecosistema, que se está viendo gravemente amenazada.

Según denuncian colectivos ecologistas, en los últimos 40 años, se ha perdido el 50% de la posidonia en la Costa Brava. Es por eso que exigen un mayor control en la zona, ya que la situación es insostenible en las calas del Parque Natural de Cap Roig. "Habría que balizar las zonas y señalizar su posición con unas boyas que indiquen que está prohibido fondear", propone Cruz, quien hace un llamamiento a la solidaridad para que todo el mundo pueda disfrutar por igual de este entorno paradisíaco.