Dos bomberos muertos

Cómo el incendio en un garaje de Alcorcón se convirtió en una trampa mortal: una ratonera sin oxígeno ni visibilidad con un fuego muy complicado

Los detalles
El choque y posterior explosión de un coche eléctrico en Alcorcón, que ha provocado la muerte de dos bomberos, ha planteado el debate sobre la seguridad de las baterías de los coches híbridos y eléctricos.

Agentes de los equipos de emergencias sacan el cuerpo de uno de los bomberos fallecidos en el lugar de los hechosAgentes de los equipos de emergencias sacan el cuerpo de uno de los bomberos fallecidos en el lugar de los hechosEuropa Press
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Jesús y Sergio, dos bomberos de 34 y 27 años respectivamente, encontraban la muerte en el incendio del garaje de Alcorcón, provocado por la explosión de la batería de un coche híbrido. Un suceso que ha consternado a los vecinos de la localidad madrileña y que ha abierto el debate sobre la seguridad de los vehículos de estas características.

Como se ha podido conocer por fuentes policiales, el coche -un Porsche híbrido- provocó tres deflagraciones. Una de ellas causó la muerte inmediata de uno de los dos bomberos, después de que se le cayera encima uno de los muros del garaje.

Las dimensiones del espacio y la pequeña salida, hizo que se convirtiera en una trampa mortal para los rescatistas por la falta de oxígeno y de visibilidad en su interior, esta última provocada por la oscura columna de humo que generó el incendio.

Además, al tratarse de la explosión de una batería, el incendio es mucho más difícil de apagar, por lo que las llamas se expandieron rápidamente por el garaje.

A esto se suma, como cuentan fuentes cercanas a la investigación a laSexta, que las botellas de aire que utilizan para los incendios tienen una autonomía de 25 minutos. Pero esta puede variar dependiendo de las condiciones. En este caso eran muy adversas y pudieron reducir el tiempo de autonomía incluso hasta los cinco minutos.

Esta fue la causa del fallecimiento de otro de los bomberos que, al ver que su compañero no salía del garaje, no dudó en volver a introducirse en su interior en su búsqueda. Pero la falta de la línea de vida -la manguera- hizo que se desorientara en el interior y que el oxígeno de su botella se terminara, provocándole, así, la muerte.

Aparte, la deflagración de las baterías del coche híbrido -aunque las primeras informaciones apuntaban a que se trataba de un eléctrico- también provocó que Guillermo, otro de los bomberos que participaron en la extinción del incendio, quedara gravemente herido y fuera trasladado al hospital de Getafe con las vías respiratorias abrasadas. Ahora, Guillermo, se recupera en la Unidad de Quemados del centro.

Empiezan a prohibirlos en sitios cerrados

Hay países que han empezado a prohibir este tipo de coches, tanto los híbridos como los eléctricos, en sitios cerrados; porque, si explotan las baterías y se provoca un incendio, este es muy difícil de apagar. Lo mismo sucede con algunos transportistas, que se niegan a llevarlos como carga por miedo. Aunque, según informan los expertos, la probabilidad de que se incendie es menor que el de uno de combustión.

Ante el peligro que suponen estos incendios, la marca de coches Renault ha comenzado con formaciones destinadas a diferentes cuerpos de bomberos. En estos enseñan trucos para agilizar la extinción y la intervención en uno de estos incendios, ya que requieren de unos conocimientos y de unos procedimientos específicos para que, además de garantizar la seguridad de los accidentados, también se garantice la de los rescatadores.

Además, los ingenieros de la marca francesa han presentado en los últimos años algunas innovaciones dirigidas a facilitar la lucha contra los posibles incendios de sus vehículos eléctricos; como el sistema Fireman Access que, según avanzan, facilita la tarea de los bomberos en caso de incendio y reduce los recursos necesarios para su extinción.

El sistema Fireman Access consiste en incluir un gran orificio en la carcasa que reviste las celdas de la batería. A través de esta, los bomberos pueden introducir un gran caudal de agua que inunde el acumulador de energía, rebaje su temperatura y acabe extinguiendo el fuego rápidamente. "En nuestro entrenamiento hemos visto que el tiempo se reduce a unos 10 minutos, y en vez de necesitar más de 40.000 litros, bastaría con unos 1.400 litros de media", explica a laSexta un experto.