El Tribunal Supremo ha ratificado la pena de cinco años de prisión impuesta a un hombre que abusó sexualmente de la hija de un amigo durante siete años en los que aprovechó que visitaba con frecuencia el domicilio de su padre. La menor estuvo "padeciendo" los abusos "sin contarlo" debido al "respeto que le infundía" el agresor, la relación de "confianza del mismo con su padre" y el "temor" que le "infligía".

La sentencia, consultada precisa que la víctima "guardó silencio" desde los seis años hasta que, ya "preadolescente, ante la angustía que le abrumaba", contó lo ocurrido a una amiga, a la orientadora del IES donde estudiaba y, después, a sus progenitores.

El Supremo desestima el recurso de casación interpuesto por la defensa del acusado y confirma el fallo de la Audiencia Provincial de Almería que le impuso, al margen de la pena privativa de libertad, prohibición de acercarse a la menor a menos de 250 metros por periodo de ocho años y el pago de una indemnización por daños morales de 25.000 euros.

Según se recoge en los hechos probados, el procesado cometía los abusos en casa de su amigo "con la excusa de ir al baño, situado frente al dormitorio de la niña" o en los desplazamientos hasta su vivienda, a la que llevaba a la víctima para que jugase con sus hijos.

Esta situación "se mantuvo a lo largo del tiempo" hasta que la menor tuvo 13 años, venció su miedo y lo contó "ante la angustía que la abrumaba, muy nerviosa y casi sin poder hablar por la ansiedad". La sentencia remarca que era mala estudiante y que, tras contarlo, "se quitó un peso de encima y académicamente llegó a ser brillante".​

Imagen de la Guardia Civil en Pantoja, Toledo.

Primeras hipótesis

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