Una diseñadora ha sido condenada al abono de 1.090 euros a una clienta por no cumplir con las telas de confección ni los detalles pactados para un vestido de novia, cuyo precio ascendía a 2.180 euros.
Antes de contratar el servicio, la demandante había recibido una fotografía y boceto del vestido vía WhatsApp. Al estar conforme con la propuesta, diseñadora y clienta pactaron la transferencia de la mitad del presupuesto total de la prenda, los 1.090 euros que ahora un Juzgado de lo Mercantil de Bilbao ha obligado a devolverle.
Cuando la modista terminó la elaboración del vestido envío a la clienta fotografías de este a través de WhatsApp, y ahí fue cuando se dio cuenta de que el tejido no era el que le había encargado. A pesar de comunicárselo a la entidad demandada en varias ocasiones, en todas las comunicaciones le aseguraron que se trata de la tela seleccionada.
La demandante acudió al atelier de la empresa y, efectivamente, comprobó que ni el tejido ni otros detalles se correspondían con lo acordado. Finalmente, tras mostrarles las fotografías iniciales, la diseñadora admitió el error y le garantizó que lo solucionaría solicitando las telas pertinentes para modificarlo o realizar uno nuevo.
A pesar de todo, pasados unos días, la clienta, "decepcionada, pierde la confianza en la modista y decide rescindir el contrato", tal como explica la Asociación de Consumidores vasca EKA/ACUV. La demandante reclamó mediante un escrito la devolución del importe abonado previamente. La diseñadora aceptó, pero no llegó a hacerlo efectivo.
La demandante recurrió entonces a Kontsumobide, desde donde se tramitó la reclamación al establecimiento, del que no se recibió ninguna respuesta. La asociación de consumidores ha subrayado que eludió así "la aplicación de la ley, dejando de atender la oportuna indemnización de daños y perjuicios, obligando a tener que acudir al Juzgado".
Además de las conversaciones de la disconformidad con los materiales, se aportó como prueba el chat donde consta el reconocimiento por la demandada de no haber pedido las nuevas telas, así como la solicitud de reembolso de la señal entregada por la clienta. Por ello, el Juzgado de los Mercantil estimó la demanda, lo que obliga a la diseñadora a la devolución de la cantidad que abonó la mujer.
Según ha informado la Asociación de Consumidores vasca EKA/ACUV,
A pesar de comunicárselo a la entidad demandada en varias ocasiones, en todas las comunicaciones le aseguraron que se trata de la tela seleccionada. Estas discrepancias se produjeron igualmente mediante mensajes de Whatsapp.
La demandante acudió al atelier de la empresa y, efectivamente, comprobó que ni el tejido ni otros detalles se correspondían con lo acordado. Finalmente, tras mostrarles las fotografías iniciales, confeccionista admitió el error y le garantizó que lo solucionaría solicitando las telas pertinentes para modificarlo o realizar uno nuevo.
A pesar de todo, pasados unos días, la clienta, "decepcionada, pierde la confianza en la modista y decide rescindir el contrato", tal como explica EKA/OCUV. La demandante reclamó mediante un escrito la devolución del importe abonado previamente. La diseñadora aceptó, pero no llegó a hacerlo efectivo.
La demandante recurrió entonces a Kontsumobide, desde donde se tramitó la reclamación al establecimiento, del que no se recibió ninguna respuesta. La asociación de consumidores ha subrayado que eludió así "la aplicación de la ley, dejando de atender la oportuna indemnización de daños y perjuicios, obligando a tener que acudir al Juzgado".
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Además de las conversaciones de la disconformidad con los materiales, se aportó como prueba el chat donde consta el reconocimiento por la demandada de no haber pedido las nuevas telas, así como la solicitud de reembolso de la señal entregada por la clienta. Por ello, el Juzgado de los Mercantil estimó la demanda, lo que obliga a la diseñadora a la devolución de la cantidad que abonó la mujer.