Un tribunal de Illiois, Estados Unidos, ha condenado a una mujer a 43 años de prisión por matar a su hija adolescente dándole un puñetazo en el estómago después de someterla a continuos abusos.

Nichollete Lawrence fue arrestada en septiembre de 2014 después de que su hija Raashanai Coley fuera encontrada inconsciente en la casa familiar, tras lo cual falleció. Al ser interrogada por la Policía, la madre admitió que había golpeado a su hija en el estómago dos días antes.

El informe forense determinó que el puñetazo provocó rupturas en sus costillas que perforaron las paredes de su estómago.

En el momento de su muerte, Raashanai presentaba evidentes signos de desnutrición. Pesaba tan solo 30 kilos y su cuerpo estaba cubierto de quemaduras de cigarros que evidenciaban que la pequeña había estado sufriendo abusos físicos durante un largo periodo de tiempo.

En el juicio se conoció que la joven pasaba las noches encerrada en una habitación cuyo único mobiliario era un lavabo, sin tener ni siquiera una cama y que recibía continuos golpes con un cinturón, recoge el medio Daily Mail.

Durante la noche de los hechos, Lawrence golpeó a la niña con tal fuerza que rompió sus costillas, haciendo que estas fracturaran las paredes de su estómago.

El juez que se encargaba de dictar sentencia contra la madre preguntó retóricamente durante la sesión: "¿Quién encerraría a una niña sin ningún tipo de mobiliario solo con un lavabo y alimentándola tan solo con un bol de cereales al día?".