En Santander

Las condenas a las que se podrían enfrentar los cuatro menores que agredieron a un niño con parálisis cerebral: acoso, lesiones, coacción...

Los detalles
La Fiscalía de menores de Santander ya ha abierto diligencias de investigación. Podríamos estar ante delitos continuados de acoso, de lesiones y de coacciones. Delitos agravados por la especial vulnerabilidad de la víctima.

Las condenas a las que se podrían enfrentar los cuatro menores que agredieron a un niño con parálisis cerebral: acoso, lesiones, coacción...
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Cuatro alumnos del instituto Torres Quevedo de Santander han agredido a un alumno de 16 años con discapacidad motora. Un actos que han provocado que la Consejería de Educación de Cantabria haya activado el protocolo de acoso escolar, además de abrir un expediente disciplinario a los cuatro implicados.

Los cuatro jóvenes investigados por esta agresión cobarde no son aún mayores de edad. Por tanto, la pregunta es: ¿esta agresión a un chico que tiene una parálisis cerebral les puede salir gratis? Sin duda no y hay materia penal. La Fiscalía de menores de Santander ya ha abierto diligencias de investigación. Podríamos estar ante delitos continuados de acoso, de lesiones y de coacciones. Delitos agravados por la especial vulnerabilidad de la víctima.

También hay que añadir un posible delito contra la intimidad por la difusión de todos los vídeos en los que se ven cómo agrenden a la víctima. Como medida cautelar, la Fiscalía de menores también podría acordar una orden de alejamiento de los agresores de la víctima.

El alumno, que va en silla de ruedas, está ahora permanentemente controlado por personal del centro tanto dentro como fuera del aula. El objetivo ahora mismo es que no haya interacción entre la víctima y los agresores, motivo por el cual tiene dicha vigilancia. Sin embargo, la Consejería ha confirmado a laSexta que, a pesar de lo ocurrido, la víctima continúa compartiendo clase con sus agresores.

Entre las medidas preventivas del protocolo de acoso adoptadas se encuentra la supervisión del clima del aula, evitando el contacto entre víctima y agresor; la colaboración familiar para informar sobre el estado emocional del alumno y los posibles incidentes y el apoyo individualizado para trabajar autoestima, bienestar emocional o relaciones interpersonal.