La excomunión de las 10 monjas de Belorado supone, en primer lugar, que ya no son monjas, no se pueden considerar oficialmente como tal. Sus votos quedan invalidados y todos sus sacramentos también, menos el bautismo.

"Es la mayor tarjeta roja que te puede imponer el arzobispo con el visto bueno del papa", explica José Beltrán, director de 'Vida Nueva'. Y aquí es donde viene uno de los principales líos. Si ya nos son monjas y no pertenecen a las clarisas... la propiedad del convento ya no recaería sobre ellas.

Con este argumento, el arzobispo puede iniciar el proceso de expulsión del convento por la vía civil. Sin embargo, no solo se queda ahí. La excomunión supone que quedan apartadas de todos los oficios y sacramentos, los actos que ahora celebran ya no son oficiales.

Y aunque el motivo por el que han sido excomulgadas es considerado por la Iglesia como especialmente grave, hablan de medida "medicinal y reversible".

Para recuperar lo perdido, Beltrán asegura que debería existir "un signo de arrepentimiento": "Tiene que haber, uno, un signo de arrepentimiento y propósito de enmienda y, dos, cumplir la pena que se las imponga en ese momento".

Algo que hoy por hoy, parece bastante lejano. El proceso de desalojo y la batalla judicial podrían comenzar desde este lunes. Serán los próximos pasos en este desencuentro, que marcará el futuro de esta agrupación ya oficialmente al margen de la Iglesia católica.