El plan de la Iglesia para reparar a las víctimas de abusos empieza así: sin contar con las víctimas y sin ser de obligado cumplimiento. Por tanto, sin obligación concreta para las diócesis lo que hace la conferencia episcopal es orientar y no obligar jurídicamente a las diócesis. Sí habrá indemnizaciones económicas a las victimas, pero serán solo para los casos que hayan prescrito o para aquellos en los que el agresor ya haya fallecido.

Este plan de reparación sí reconoce el mal que se ha hecho, pero las asociaciones de víctimas no están ni contentas ni satisfechas. Entre otras cosas porque no van a estar presentes en la comisión que va a determinar la cuantía de las indemnizaciones. Consideran que si no se cuenta con ellos la reparación va a ser incompleta. El plan por cierto llega justo después de la reunión de las víctimas con el ministro Bolaños.

"Nos parece un plan vacío de contenido y totalmente arbitrario que no es vinculante, es decir, cada obispado puede o no tomar como propio este plan. Es importantísimo porque la experiencia de las víctimas es lo que va a construir el relato del Plan de Reparación", ha expresado Juan Catrecasas, portavoz de la Asociación Nacional Infancia Robada.

Lo que ha presentado este martes la Iglesia queda lejos de las recomendaciones del Defensor del Pueblo. Por eso el Gobierno ha mostrado, una vez más, su desacuerdo con el plan; sin embargo, las palabras del Ejecutivo parece que no hacen replantearse el plan a la Iglesia y no les preocupa las críticas. Pilar Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, reconoce que no "comparten" el plan, mientras que Argüello ha admitido la "unilateralidad" del plan.

Además, desde laSexta hemos preguntads dos veces al Presidente de la Conferencia episcopal sobre las terapias de conversión a homosexuales que practica un profesor de un colegio religioso de Valencia. Tiene al menos cinco denuncias de exalumnos. Llegaba incluso a medicarles para, según él, curarles la homosexualidad. En un trabajo de investigación de nuestro compañero José Luis Torá, pudo hablar con el profesor que le reconoció realizar esas terapias. Desde la Iglesia no ha habido respuesta. Peor aún, no les sonaba el caso.