El cráneo de Jesús María Baranda, hallado hace más de tres años dentro de un paquete en Castro Urdiales, dio positivo en Diazepam (ansiolítico), aunque no se ha podido determinar en qué cantidad, según ha corroborado una psiquiatra este miércoles en el juicio contra Carmen Merino, entonces pareja de la víctima y acusada de su asesinato.
En la vista también han comparecido las farmacéuticas que cotejaron pelos encontrados en el interior de la caja -que la mujer habría entregado meses antes a una amiga para que se la guardase alegando que contenía juguetes sexuales- con los de la sospechosa, y que concluyeron que no eran de ella ni tampoco del finado.
Así lo han expuesto durante las últimas periciales, propuestas por la defensa, que pide la libre absolución de Merino mientras que el fiscal solicita 25 años de cárcel y la acusación particular, ejercida por los hijos del fallecido, reclama prisión permanente revisable.
Esta jornada han concluido las pruebas practicadas esta semana y la pasada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria ante el tribunal del jurado, que tiene ahora que examinar la documentación aportada por las partes.
Lo harán antes de las conclusiones e informes finales, que tendrán lugar el jueves, cuando la procesada -que ha negado su participación en los hechos mientras ha señalado a su amiga y también al hermano de su novio- podrá ejercer su derecho a la última palabra.
Ya el viernes, el magistrado que preside el tribunal -y la Sala también- entregará el objeto del veredicto a los jurados para su deliberación.
Tras el interrogatorio de Merino, natural de Sevilla de 64 años, y las declaraciones de testigos -entre ellos allegados a Baranda, banquero jubilado vasco de 67 años cuando despareció-, se han practicado las periciales, que han finalizado con las de la defensa -ha dado por practicada una biológica y ha renunciado a una química, como ya hizo con una acústica sobre el ruido de una motosierra-.
"No hay manera de saberlo"
El plenario ha arrancado este miércoles con una pericial psiquiátrica de una experta que examinó y valoró informes que obran en la causa (uno de la autopsia al cráneo y otro de toxicología), que ha ratificado que el cráneo dio positivo en Diazepam (y dos metabolitos o sustancias que genera este fármaco), pero "no se sabe la cantidad".
A preguntas de la defensa sobre si la ingesta sería baja o alta, ha remarcado que en las muestras analizadas -tejido cutáneo, de las partes blandas que conservaban los restos óseos- la cantidad que había es "incierta", así como el momento en el que se produjo la ingesta antes de la muerte: "No hay manera de saberlo".
A este respecto, ha indicado que el fármaco --que la acusada tenía recetado "a demanda", esto es, para tomar cuando lo necesitara, ante una crisis o episodio de ansiedad-- empieza a hacer efecto en torno a una hora después de su consumo, sus efectos duran unas ocho y los restos permanecen en el organismo hasta tres días.
La psiquiatra ha subrayado también que la técnica de detección postmorten empleada es "muy sensible y selectiva", detectando cantidades incluso por debajo de la dosis terapéutica recomendada, que es de entre 5 y 15 miligramos diarios. Y ha dicho que una dosis es tóxica cuando es "veinte veces" superior, a partir de los 500 mg.
A este respecto, ha señalado que no se puede determinar tampoco si la víctima ingirió una sola dosis o muchas, ni tampoco si fue en una ocasión o durante varios días, por lo que en consecuencia no pueden establecerse los efectos, que también dependen de cada persona y sus patologías, así como si están o no habituadas a este medicamento.
Ha especificado que este fármaco se absorbe "muy bien" y distribuye "muy rápidamente" por todo el organismo, siendo como "un imán" para el sistema nervioso central y el tejido adiposo, y ha comentado respecto a su compra y consumo que aunque no se puede adquirir en las farmacias sin receta médica es "bastante frecuente" que la gente se "automedique".
Los pelos "no eran compatibles"
A propuesta de la defensa también han comparecido dos farmacéuticas del Instituto Nacional de Toxicología que cotejaron pelos "adheridos" al cráneo con cabellos de Merino, concluyendo que no guardaban "semejanza" desde el punto de vista morfológico (longitud, grosor, color, etcétera). "No eran compatibles", han indicado.
Y han participado además dos biólogos que hicieron el cotejo genético de los pelos adheridos al cráneo con muestras de ADN de Baranda, extraídas de una pieza dental.
De los cuatro cabellos analizados, uno arrojó resultado positivo, es decir, que desde el punto de vista genético guarda semejanza en un "porcentaje elevado" y es "compatible" con el perfil obtenido del diente.
Dicha compatibilidad sería con Jesús María Baranda o "cualquier persona" de la línea biológica materna, es decir, que podía ser del fallecido o de un hermano (siempre que sean hijos de la misma madre, han aclarado).
Los otros tres pelos estudiados no ofrecieron resultados concluyentes, según han apuntado los peritos, que han explicado que no se hizo el cotejo genético con los de Merino porque estaban "teñidos" y, en esos casos, los análisis "suelen dar problemas".
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