Es tentador, sobre todo vistos el precio que tienen los botes, usar la crema que nos sobró el año pasado. Pero esa seguramente ya esté caducada. Podemos comprobar la fecha de caducidad en el envase o, si no la tiene, mirar el número que aparece seguido de una M dentro del icono de un pequeño botecito: Puede poner 9M, 12M... y esos son los meses que podemos usar la crema, con todas sus propiedades, una vez abierto el bote. Si no nos explicamos bien, pinche en el vídeo, que ahí se lo enseñamos.

Otro error: se ha extendido la creencia de que el número del factor solar también indica el número de minutos que podemos ponernos al sol con ese producto. 50 minutos si la crema es factor 50, 30 minutos si es factor 30, 20 si es factor 20... Pero esto es un mito. Toda crema, independientemente de su factor, nos recuerda el doctor Javier Domínguez, hay que reponerla pasadas dos o tres horas.

Tampoco hace falta que nos gastemos el dinero en comprar una crema factor 100. Porque no hay protección más eficaz que la del factor 50 +. Esta sería más que suficiente. Eso sí, sea cual sea el factor, debemos extender una capa generosa. Gruesa. Sin olvidar las partes anatómicas del primer párrafo, por favor.

Tampoco debemos dejar la aplicación de la crema para la playa o la piscina. Ni muchos minutos antes de salir a la calle. El doctor de la Academia Española de Dermatología, Javier Domínguez, explica a laSexta que estudios recientes han demostrado que con que nos la pongamos 15 minutos antes, es suficiente.

¿Y qué pasa con las píldoras de protección solar? Funcionan. Nos ayudan a prevenir las quemaduras solares, el daño de las radiaciones ultravioletas. Pero siempre y cuando las usemos bien: empezando a tomarlas un mes antes de exponernos al sol. Y una vez que nos expongamos, acompañándolas de una buena capa de crema, cumpliendo los mismos consejos que si no nos las hubiésemos tomado.

Menos devoción entre los dermatólogos causan las pulseras o parches que miden las radiaciones ultravioletas. Se ponen sobre el cuerpo, se aplica sobre ellas la crema con normalidad, y cuando ésta empiece a desaparecer y por lo tanto también la que llevamos sobre nuestro cuerpo, cambiarán de color. Pueden ser útiles como recordatorio, sobre todo con niños, nos dicen los dermatólogos. Pero nunca serán más fiables que nuestro reloj y cumplir el consejo clave: repetir la aplicación de crema solar cada dos o tres horas.

Por lo demás, un consejo que nunca está de más: ser muy pesados concienciando a los niños de la importancia de protegernos del sol. Dice Javier Domínguez, doctor de la Academia Española de Dermatología, que la adolescencia es el momento en el que cometemos los excesos, también los de exposición solar. Por eso es muy importante llegar a esa edad con la lección aprendida: siempre protegidos bajo el sol.