La vida de Antonio Cosmen transcurre degustando la cosistencia de sus garbanzos de castilla, preparando cada tarde, a las siete en punto, el caldo para el día los más de cien cocidos que servirá al día siguiente.

Es premio nacional de hosteleria con Cruz Blanca y lleva tres años siendo el favorito del Club de amigos del cocido, pero aún así no le importa compartir sus secretos, como enfriar el caldo después de la primera coccion para quitar la grasa. "Metemos hielo en el caldo, lo dejamos a dormir en frío", explica. Además, destaca que confía en el gas natural para tener un fuego constante.

También añade que el tuétano es fundamental para la textura: "Es de rodilla y es importante para que la gelatina dé espesor"

Siguiendo estas y otras pautas Antonio ha conseguido que su restaurante de Vallecas que empezó sirviendo cocido sólo los miércoles, tenga ahora un aparcacoches con los bolsillos llenos y también que cuando lleva su cocido a México o República Dominicana sus comensales le lloran. "Un hombre no acertaba a hablar, le había recordado al cocido de su familia, era descendiente de españoles", recuerda.

Lo mejor, dice es que, en estos tiempos de bocatas y fast food, ve sus mesas llenas de comensales de todas las tallas.