28 de diciembre de 2018. El amanecer anuncia el principio de una nueva vida, que casi les quita el mar. 311 migrantes viajaban a bordo del Proactiva Open Arms. Después de siete días, ilusionados y esperanzados, por fin tocaron tierra firme.
Para llegar a este momento, un naufragio y una travesía de más de 1.100 millas. Huían del horror de la guerra en Siria y Somalia. El Open Arms les encontró frente a las costas de Libia.
Les rechazaron en Malta, Italia y Francia, hasta que España autorizó su desembarco en nuestras aguas. Su destino, la bahía de Algeciras. El mismo que el pasado agosto acogió a otros 87 migrantes.
En esta travesía, no todos han podido llegar hasta el final. Tres personas tuvieron que ser evacuadas. Los primeros, el pequeño Sam y su madre. Tenía solo cuatro días de vida cuando lo trasladaron a Malta. También este niño somalí de 14 años. Una víctima de torturas en Libia que evacuaron con urgencia a Italia.
Ni la marea ni el miedo les arrebataron la Navidad. Villancicos, caldo caliente, arroz y esperanza. Ahora se presenta un nuevo frente. Los menores serán trasladados a residencias. Los adultos, al Centro de Atención Temporal de Extranjeros. Lo peor ha pasado, pero su futuro, sigue abierto.
Situación límite
El infierno de Carmen en un hogar lleno de goteras: "Tengo miedo de que se me caiga el techo encima"
Los detalles Carmen, inquilina de 90 años de una casa de la SAREB en Vigo, denuncia que la administración no le ofrece ninguna solución año y medio después de que su vivienda se inundase.