Al grito de "lo vas a pagar" y rota de dolor ha recibido la madre de acogida de Dominique a la presunta asesina de su hijo en la entrada a los juzgados. Ya en sala, con un ordenador y junto a una logopeda por sus problemas auditivos, Alejandra ha explicado que todo fue un accidente. "Tenía la sensación de que se ahogaba e intenté ayudarle metiéndole la mano en la boca", ha explicado ante el juez.
Según su versión, lo encontró con problemas para respirar después de que se atragantara con una loncha de jamón york, pero no pidió ayuda por miedo. "No podía reaccionar, estaba bloqueada", ha explicado.
Sin embargo, la Fiscalía sostiene que el 30 de agosto de 2017 Alejandra aprovechó que estaba a solas con Dominique, el niño de solo ocho años que acogía su pareja, para matarlo.
"Por el cuello y una manga estiró de él fuertemente hasta que lo estranguló", ha afirmado la fiscal, que asegura que posteriormente simuló un escenario: "Le subió la camiseta, puso aceite en su zona genital...". La propia acusada ha reconocido que quiso simular un abuso y un robo, por eso tiró objetos, se golpeó y se hizo cortes con un cuchillo.
Ese día narró cómo dos hombres, cubiertos con casco, la asaltaron en el rellano de su casa, la golpearon y la dejaron inconsciente. Después la maniataron y le pusieron una bolsa en la cabeza.
Una versión que nunca creyeron los investigadores, puesto que no había huellas, ni pruebas, ni pisadas y sí muchas contradicciones. De hecho, la Policía realizó tres reconstrucciones en dos días diferentes con ella presente. Nueve meses después, se cerró el círculo y fue detenida.
Según Fiscalía y acusación, el móvil está claro: "Alejandra no quería a Dominique en su vida, le molestaba, era un estorbo. No quería soportar al menor", han explicado.
Por eso, la Fiscalía pide prisión permanente revisable por un delito de asesinato con dos alevosías: le atacó por sorpresa, sin posibilidad de defensa, y además era menor.