Pedro Nieva, acusado de ser el inductor del asesinato de Javier Ardines, y los otros dos detenidos en Vizcaya ingresan en prisión provisional sin fianza. Por su parte, el argelino que está en Suiza sigue en prisión provisional a la espera de que se produzca su extradición.
Ante la policía, Pedro Nieva declaró durante seis minutos en los que no respondió a ninguna pregunta y dio una versión de los hechos en la que no reconoció ninguno de los hechos. Por su parte, el acusado de ser el intermediario entre Nieva y los sicarios no declaró.
Uno de los dos argelinos presuntos autores materiales del crimen ha ampliado su versión para reconocer, durante una declaración de casi dos horas, "su participación activa tanto en la preparación como en la ejecución de lo encargado".
Durante la investigación del asesinato de Javier Ardines se ha determinado que la sustancia oleosa de color naranja que la Guardia Civil encontró en las vallas que Ardines habría retirado antes de ser asesinado era spray pimienta.
Pedro, casado con una prima de la mujer del edil, mantenía una estrecha amistad con la víctima forjada en sus estancias en su casa de Llanes, a la que acudía los fines de semana y en verano desde Amorebieta, situada a unos 200 kilómetros, aunque desde que se cometió el crimen no volvió a ser visto en la zona.
Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) han añadido que los investigadores tienen constatado que la señal del teléfono móvil del segundo argelino que permanece arrestado en Suiza fue detectada por un repetidor en la zona y en el momento de la muerte violenta del concejal.
La autopsia reveló que el concejal murió de varios golpes en la cabeza y nuca con un objeto contundente de forma que sólo pudo moverse unos metros antes de caer desplomado donde poco después fue encontrado fallecido por un vecino.
Su familia ha interpuesto una denuncia
Un menor de 13 años, en el hospital tras recibir una paliza a la salida de un instituto de Granada
Un estudiante del mismo centro educativo le zancadilleó a las puertas del centro y comenzó a patearle. Fuera, continuó increpando al joven y golpeándole ante la mirada de las madres y de los padres que allí esperaban.