Rubén tiene parálisis cerebral y su familia, desesperada por mejorar su situación, recurrieron a un fisioterapeuta en Firgas, Gran Canaria. "Dijeron que iban a traer unos aparatos de Minesota, Estados Unidos, que se los pondrían al niño y este podría andar", ha explicado su padre.
Pero todo era una estafa. Según el juez, el supuesto profesional y su esposa se hacían pasar por representantes de una clínica americana que trabajaba con células madre. Anunciaban un innovador tratamiento y, aprovechándose de la desesperación, prometían a los pacientes que volverían a caminar.
Sin embargo, el vanguardista tratamiento consistía, según el auto, en actividades de gimnasio e inyecciones de hormonas del crecimiento.
"Traía en el bolsillo un montón de jeringas, sacaba una, sin mirar, le quitaba el tapón con los dientes y se la clavaba en el brazo al niño", ha apuntado la madre de Rubén.
En total hay 37 afectados, cada uno pagó 3.100 euros por adelantado y 400 mensuales por tratamiento.
El gerente de la clínica y su mujer están acusados de estafa e intrusismo profesional.