El atestado policial del caso de la muerte de Isabel Suárez, tía política del actor Luis Lorenzo, arroja nuevos datos sobre la investigación por un presunto homicidio. LaSexta ha tenido acceso a este documento que recoge numerosas declaraciones de familiares, médicos y cuidadoras de Isabel, además del testimonio de algunos de los vecinos de Luis Lorenzo y su mujer, Arancha Suárez (sobrina de la fallecida), que cuentan que la mujer bajaba al garaje a hacer sus necesidades. Declaraciones que dan cuenta de cómo vivía Isabel cuando estaba al cuidado de su sobrina en Madrid.
Entro otros, se encuentran declaraciones de responsables y empleados de la empresa Felizvita, a través de la cuál la pareja había contratado a la cuidadora y asistenta del hogar que trabajaba en su casa. Según sus declaraciones, "la familia no quería saber nada de la señora" y no se responsabilizaban de sus cuidados, por lo que la anciana estaba "completamente desatendida, sin medicación y en estado de abandono"
Pasaban ampliamente de la señora"
Cuentan a la policía que un técnico de control de calidad de la empresa que visitó el domicilio de la pareja "vio descontrol de medicamentos, que la trabajadora carecía de utensilios de aseo porque no se lo daba la familia y que carecía de cosas tan básicas como pañales o esponjas para lavar a la enferma".
Además, según el relato de las dos trabajadoras que estuvieron en el domicilio, la sobrina de Isabel "parecía que estaba desquiciada" y dejaba toda la responsabilidad del cuidado en las trabajadoras. Recoge el atestado que "la sobrina se iba los fines de semana enteros y allí se quedaba la enferma con la cuidadora, que tuvo que comprar de su bolsillo medicación para la enferma". En la opinión del técnico de la empresa, la familia "pasaba ampliamente de la señora".
Bajaba al garaje a hacer sus necesidades
Respecto a lo que cuentan los vecinos de los investigados, se escuchaban gritos con frecuencia. Estos testimonios apuntan a discusiones entre la propietaria y una mujer mayor que decía que se quería ir.
Además, varios vecinos han contado a la policía que Isabel bajaba en el ascensor al cuarto de baño del garaje a hacer sus necesidades y asearse. Recuerdan que solía ir en bata, zapatillas de estar por casa y portando un neceser.
A Isabel no le gustaba estar en Madrid con Arancha
Por otro lado, los familiares que han declarado ante la Guardia Civil reconocen con unanimidad que a Isabel no le gustaba ir a Madrid, y que prefería estar en Asturias, donde residía. Además, coinciden en que cuando Arancha se la llevaba a Madrid era imposible comunicarse con ella por teléfono. Una de sus sobrinas, María José Suárez, ha declarado que Luis y Arancha no la dejaban hablar con nadie, le quitaban el móvil y la incomunicaban con su familia.
Uno de sus hermanos, José María Suárez, añade además que la última vez que estuvo en Madrid fue en agosto de 2020, y que regresó sola en tren llegando "medio desnuda, solo con una chaqueta, tapándose, siendo agosto". Consuelo Fernández Suárez, cuñada de Isabel, también ha contado que llegó en "mal estado" y "tenía mal aspecto", además de que "le habían recetado supuestamente unas pastillas para algo de la cabeza pero el médico de Grado se las retiró", según recoge el atestado.
Extraño episodio en el médico
Entre las declaraciones de los médicos que trataron a Isabel durante su estancia en Madrid destaca la de un médico que la vio en junio de 2021, cuando la mujer acudió junto a su sobrina y su cuidadora con una desviación de la comisura labial y con disartria, lo que la impedía hablar bien.
El médico advirtió de que podía ser un ICTUS y que debía avisar al hospital, pero la sobrina "respondió que le venía mal, que tenía que hacer deberes con el niño", tal y como recoge el atestado. Fue la cuidadora la que se quedó con la mujer esperando a la ambulancia hasta por la noche y ya en el Hospital le diagnosticaron infección de orina.
Sola en un centro comercial
Otro de los episodios de desatención y abandono que sufrió Isabel ocurrió cuando tuvo que ser auxiliada por la policía local de Rivas, que la encontró deambulando sola durante cuatro horas en un centro comercial.
Arancha y Luis la dejaron en un restaurante del centro comercial y se fueron con sus hijos a pasar el día al Parque Warner, dejando a la anciana sola.