El pasado 2 de enero, Inés Lobeira, una enfermera de Pontevedra dedicada a tratar a diario a pacientes de coronavirus, volvió a toparse con la cruda realidad de la pandemia. La profesional relata en su cuenta de Facebook los estremecedores detalles de su guardia: "Acabo de despertar de lo que me gustaría que fuera una pesadilla", describe.
Lobeira tuvo que pasar por múltiples emociones a lo largo de la jornada. Algunas de ellas sí fueron positivas, como su relación con los pacientes: "Atender a 4 vecinos de Bueu y que alguno, aún malito, te diga... Te conozco por tus ojos", escribe. Otras, en cambio, dejaron un sabor mucho más agrio: "Levantar a un pobre hombre desnudo y desorientado del suelo", señala.
Uno de los momentos más desgarradores de la publicación de la enfermera está en su conversación con un hombre ingresado en la UCI. Según Lobeira, este paciente con "neumonía galopante" era plenamente consciente de que su mujer había fallecido por COVID-19. Y sus palabras denotan la desesperación del momento: "No me dejéis sufrir", afirma que suplicó.
Junto con eso, la profesional también ha mandado un duro mensaje al negacionismo: "Apartaos de quien no usa mascarilla y pasa de las recomendaciones. Es ahora mismo nuestro peor enemigo, más que el propio coronavirus", escribe, y concluye: "¡Negacionistas, mala chispa os coma las entrañas!
Las razones
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El kayakista Ryan Borgwardt, desaparecido en agosto de este año, no estaba muerto. Según han descubierto los investigadores, el hombre había contratado un seguro de vida y decidió fingir su muerte para cobrarlo. Esta es la historia de película.