Según una nota de la Policía, la infraestructura localizada en dos viviendas de La Línea estaba formada por dos antenas para localizar patrulleras policiales o helicópteros de vigilancia de las fuerzas de seguridad y así informar en tiempo real a las embarcaciones con de hachís que iba a alijar en playas gaditanas.
La investigación se inició a finales de 2016 a raíz de las informaciones recabadas sobre la actividad de un grupo organizado especializado en transportar fardos de hachís de Marruecos a España.
Fruto de las gestiones realizadas, los agentes constataron que la organización estaba perfectamente jerarquizada con un claro reparto de tareas y con la existencia de unos jefes que asumían el mando de la dirección sobre los responsables de las embarcaciones.
Estos últimos se encargaban de adquisición, transporte y puesta a punto de las "narcoembarcaciones", tripulación, combustible, así como de otras embarcaciones para el avituallamiento.
Los pilotos y tripulantes transportaban el hachís por mar hasta la costa gaditana donde los porteadores lo alijaban desde las embarcaciones hasta los vehículos de carga, para ser posteriormente trasladado a las zonas de "guarderías".
La droga, tras ser almacenada en las naves industriales, era custodiada por los "guardadores" hasta su distribución. Toda esta infraestructura organizativa se apoyaba en una red de alerta formada por los responsables de seguridad de los alijos, quienes se encargaban de un entramado de colaboradores cuya tarea consistía en advertir la presencia policial.
No es perjudicial para la salud humana
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